sábado, 20 de marzo de 2010

ARTE 7

CRIMEN Y CASTIGO


(Foto: EFE/El Museo de Orsay de París reúne cuadros de Goya, Géricault, Degas, Moreau Picasso, entre otros grandes artistas, en una exposición)
Crimen y Castigo en París
Una muestra en el Museo de Orsay reúne obras de Goya, Picasso y Degas, entre otros, que reflejan la angustia del crimen y la violencia del castigo, según explicó el ministro que apoyó la abolición de la pena de muerte en Francia

El ministro socialista Robert Badinter, artífice, en 1981, de la abolición de la pena de muerte en Francia, quiso plasmar con la ayuda del arte "la angustia del crimen y la violencia del castigo" e impulsó una exposición que reúne a partir de hoy un conjunto excepcional de obras de arte.

El Museo de Orsay de París sirve de sede, hasta el próximo 27 de junio, a un impresionante conjunto de cuadros de Goya, Géricault, Degas, Moreau Picasso, Cézane, Magritte, Munch y Warhol, entre otros grandes artistas, bajo el título de Crimen y castigo.

Las obras pictóricas se combinan con esculturas, grabados, máscaras de cera de delincuentes guillotinados, fotografías judiciales, periódicos de época, documentos diversos y, entre otras piezas, la guillotina utilizada en Francia hasta 1977.

El conjunto de imágenes y objetos que componen la exposición muestran retratos de seres torturados, cabezas separadas brutalmente de sus cuerpos, de asesinatos y de asesinos, de mujeres violadas o a punto de serlo y de siniestros preparativos.

(Foto: EFE/La exhibición se basa en un proyecto del exministro de justicia francés Robert Badinter, que logró abolir la pena de muerte en Francia)

La exhibición evoca los dos siglos de debates que fueron necesarios en Francia para conseguir la abolición de la pena de muerte, el 30 de septiembre de 1981, desde que en 1791 Le Peletier de Saint-Fargeau la reclamó por primera vez ante la Asamblea Constituyente.

Dentro de este período, Badinter subrayó el que va desde 1800 a 1939, cuando la sociedad civil se mantuvo "relativamente estable en sus costumbres y en sus leyes, pero el arte vivió verdaderas " revoluciones ", más que evoluciones.

El ex ministro de Justicia de François Mitterrand, que luchó con todas sus fuerzas contra la pena de muerte, desde que en 1972 fue guillotinado uno de sus clientes Roger Bontems, de 27 años, preparó la exposición con la ayuda del académico Jean Clair.

En el catálogo se subraya cómo el estudio durante décadas de la Justicia, ese complejo fenómeno " presente en todas las sociedades humanas "; el análisis de constituciones, leyes, juicios, procedimientos, ritos, y del " inmenso dominio de la antropología judicial ", le dejó la sensación de que existe " una especie de enigma " cuyo sentido oculto no descubría.

De ahí surgió la idea de utilizar una vía " todavía poco explorada ", la del arte y la representación hecha por el artista de lo que para él significan el crimen y el castigo, título tomado, en efecto, a la novela de Fedor Dostoievski.
Su intento de " esclarecer el doble misterio del hombre criminal y de la sociedad punitiva " atrajo desde su primera presentación a la prensa un público muy numeroso, que hoy llenaba las salas del Museo de Orsay.

Un público que es recibido en la primera salsa con el crimen primigenio de Caín y al fondo con la guillotina, para recordar también en ella que Dios perdonó la vida al asesino de Abel y que le impuso como castigo su culpabilidad.

En salas sucesivas, el tándem Badinter-Clair subraya con el arte la extrema rudeza de una institución judicial que, mientras el arte vivía profundas revoluciones, mantenía idénticas estructuras, unos jueces de instrucción poderosos pero sometidos a la fiscalía, jerarquizada y completamente influida por el ministro de Justicia de turno.

Ayudados de documentos científicos, dibujos, óleos y también de una célebre escultura revelan, asimismo, los estudios supuestamente científicos de Cesare Lombroso, quien elaboró una antropología del hombre criminal que descriminalizaba en parte al individuo para " criminalizar la clase social y pronto la raza".

La escultura es de Degas, quien modificó los rasgos de la bailarina Marie Van Goethem según las observaciones de la ciencia de la época en materia de fisonomía criminal y de quien también se expone una ambigua escena de violación.

Entre las piezas expuestas algunos breves textos de célebres autores alertan del horror. Víctor Hugo, de quien se muestran varios grabados y dibujos, evoca, entre otros, el extremo rigor de la Justicia, para afirmar que el crimen sólo puede ser fruto de la enfermedad, por lo que propone que habría que trocar las cárceles por hospitales.


Gracias:
EFE, El Universal, PARÍS
cvtp
http://www.eluniversal.com.mx/notas/666085.html
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