Zona Arqueológica de Tlatelolco
(Foto: AP)
Halla INAH complejo funerario en Tlatelolco
El INAH dio a conocer el hallazgo de un singular complejo funerario novohispano en el Gran Basamento de la Zona Arqueológica de Tlatelolco, conformado por 50 esqueletos y cinco cráneos, particularmente acomodados a la manera del Cristianismo, es decir, boca arriba y con los brazos cruzados sobre el pecho o el vientre.
Está conformado por 50 esqueletos y cinco cráneos que podrían ser de víctimas de las pestes de 1545 y 1576
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) dio a conocer hoy el hallazgo de un singular complejo funerario novohispano en el Gran Basamento de la Zona Arqueológica de Tlatelolco, conformado por 50 esqueletos y cinco cráneos.
Lo particular de este entierro es que no obstante que refleja una práctica religiosa mexica al ubicarlos al centro del Gran Basamento, los esqueletos fueron acomodados a la manera del Cristianismo, es decir, boca arriba y con los brazos cruzados sobre el pecho o el vientre.
El arqueólogo responsable de la investigación, Salvador Guilliem Arroyo, señaló que las principales hipótesis apuntan a que se trata de restos de las víctimas de las pestes de 1545 y 1576, de las matanzas de la Conquista de 1521 o de alguna sublevación.
"Por las dimensiones, la época a la que pertenecen y la posición que tienen todos los sujetos, sí se trata de un complejo funerario único en la historia de la arqueología de Tlatelolco. Hay una imposición de carácter europeo en el sistema funerario, es decir que el enterramiento fue dirigido por españoles" , reveló el arqueólogo.
El hallazgo se registró el 15 de diciembre de 2008, durante la ampliación de las exploraciones que arqueólogos del INAH realizan en el sitio, con el fin de obtener mejores evidencias materiales que confirmen la fecha de construcción de la Etapa I del Templo Mayor de Tlatelolco, con lo cual se determinará el momento de su fundación.
Adultos jóvenes, dos de adolescentes, un infante de cerca de 12 años de edad, y uno más de un anciano, cuya particularidad es que portaba un anillo en el dedo meñique, hecho de una aleación que podría ser de cobre y plata.
"Se estima que son indígenas por las características de la dentición. Son personajes altos, algunos de 1.75 metros o más, pero eso no es una característica exclusiva de ese entierro. Hasta ahora todas son hipótesis que se irán comprobando conforme avancen los exámenes que ya se practican en los laboratorios del INAH" , explicó Guillem Arroyo.
Los entierros se encuentran en una matriz única, es decir, en una especie de fosa común preparada con adobes en la que se hizo un gran desplante con una gran capa de estuco y a partir de ahí los fueron acomodando."Las lápidas marcan el centro total del inmueble, por lo que nos falta explorar la otra mitad. Es muy probable que sea un complejo de más de 100 entierros, por eso no se suspendió la temporada de exploración. Estimamos que terminaremos a más tardar en junio para presentar todos los datos en octubre" , indicó el investigador.
Los restos se encontraron asociados a piezas de cerámica, el 85 por ciento de éstas corresponden al período prehispánico y el resto al Colonial. También se descubrieron objetos de madera laminada, clavos de metal y algunos botones de hueso, concha nácar, un anillo y restos de un collar de cobre.
Al respecto, Guillem Arroyo señaló que no quieren afirmar ninguna teoría hasta que las evidencias lo permitan, por lo que todos los objetos se están registrando y evaluando cuidadosamente, para comprender cómo fueron enterrados. "No podemos lanzar los resultados definitivos hasta que todo el equipo interdisciplinario concluya y revise sus estudios".
Los arqueólogos iniciaron la exploración en el Gran Basamento con la hipótesis de encontrar un complejo arquitectónico que pudiera corroborar que Tlatelolco y Tenochtitlan tenían casas para sus élites militares construidas al mismo tiempo y con la misma simbología, quizá en Tenochtitlán sería la Casa de las Aguilas y en Tlatelolco la Casa de los Guerreros Jaguar.
"Sin embargo, la sorpresa fue encontrarnos con un complejo funerario muy temprano del siglo XVI, y eso nos está llenando más de preguntas que de aportes. Entonces ahora recuperaremos todas las evidencias del complejo para posteriormente continuar hacia abajo para ver si encontramos las estructuras que corresponderían a esa Casa de los Guerreros Jaguar" , indicó.
El arqueólogo precisó que hace 18 años, al dotar a la Zona Arqueológica de Tlatelolco de servicios para la visita turística, se descubrieron 27 entierros que estaban muy deteriorados porque por ahí pasaban todos los camiones pesados, pero no con las características de éste.
Entre los trabajos de investigación y conservación que se han desarrollado en la Zona Arqueológica de Tlatelolco está el túnel que se excavó en julio de 2008, con una profundidad de 3.60 metros y un pozo de 8 a 6 metros, para descender a la parte centro norte del Templo Mayor y explorar un túnel prehispánico descubierto en los trabajos de 2007, donde los especialistas creen se encuentra una ofrenda de finiquito de la época de construcción de la Etapa II.
Asimismo se llevaron a cabo trabajos de consolidación en 35 estructuras prehispánicas, que comprenden el 65 por ciento del sitio arqueológico. Se erradicó vegetación nociva y se instalaron pisos de sacrificio circundantes a los monumentos de los patios sur y norte.
Durante la excavación de 2008, se realizó el corte del muro oeste del ex convento para la liberación total de la Caja de Agua del Imperial Colegio de la Santa Cruz, hallada en 2002, y se construyó un envolvente arquitectónico para garantizar su conservación.
Los 25 mil fragmentos de pintura mural que adornaban el depósito de agua, se almacenaron en embalajes nuevos, además se integraron a una base de datos para crear un modelo matemático que permitirá su reconstrucción en soportes especiales, que permitirán identificar las partes faltantes del discurso pictórico.
Gracias:
Notimex, El Universal, Ciudad de México
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