miércoles, 21 de abril de 2010

NATURALEZA

RÍO OKAVANGO


(Foto: Pedro Madera/Se dice que este impresionante prodigio africano equivocó su camino hacia el mar y terminó dando de beber a un sediento desierto)
El río que muere de sed
Se dice que este impresionante prodigio africano, que nace en las tierras altas de Angola y acaba su recorrido en Botswana, equivocó su camino hacia el mar y terminó dando de beber a un sediento desierto, el de Kalahari, uno de los más grandes y temibles del mundo.

El río Okavango nace en las tierras altas de Angola pero donde se hace verdaderamente famoso es en el lugar donde muere, en el vecino país de Botswana. Las arenas del desierto de Kalahari, uno de los más temibles del mundo, forman una simbiosis perfecta con el río cuyas aguas forman charcas, lagunas y canales en una superficie de 16.000 kilómetros cuadrados. No sirve de nada ir al delta del Okavango solamente una vez. Nunca se conoce esta maravilla de la naturaleza a no ser que se visite dos veces, una en la estación lluviosa, de octubre a abril, y otra en la estación seca.

(Botswana's Okavango Delta ©Wilderness Safari)

Pocos sitios en la tierra sufren un cambio tan drástico de una estación a otra. Flora, fauna y hasta el color del cielo se transforman. La foto hecha desde el satélite muestra estos cambios pasando de una gran mancha verde después de las lluvias a una gran extensión de color beige en agosto, en plena estación seca. El cambio más dramático es el de los animales. Muchos de ellos, como los elefantes, emigran a finales de la estación seca. Si se quedaran morirían al no ser capaces de obtener los 200 litros de agua que necesitan al día.

Posiblemente, la mejor época para visitar el Delta del Okavango es después de las lluvias. Hay que ir preparado para descubrir uno de los ecosistemas más fascinantes del planeta y la mayor reserva de animales salvajes del continente. Es el África de los Bantues, tambores, canoas, días calurosos y noches frescas. Al final de las lluvias, cuando el río se desborda, el delta es una fiesta. Las gacelas saltadoras y los Oryx, habitantes del desierto, llegan por millares al igual que otros animales como los ñus, las cebras, los antílopes...

Los leones nadadores

La despensa se abre y por unos meses hay comida para todos. Los que comen la vegetación de los parajes pantanosos y los que se comen a estos últimos, el círculo de la vida en su expresión más auténtica. Entre este grupo se encuentran los leones del Okavango. Dicen que son de los más grandes que existen y tienen la peculiaridad de ser nadadores, debido a que las aguas son erráticas y las crecidas los dejan aislados en pequeños islotes.

Hay dos reservas en el Okavango, Moremi y Linyati, entre las que se hallan las concesiones, como se llama aquí a los terrenos donde las compañías de safari instalan sus campamentos. Hay que recordar que Botswana es uno de los países más ricos de África. De hecho, casi se reserva el derecho de elegir al turista que quiere y cobrar precios astronómicos por todo. Esta política ha hecho que Okavango sea uno de los lugares mejor conservados de todo África y se nota en la calidad de sus lodges, a medio camino entre la sofisticación colonial y el camping de aventura, donde no falta al anochecer un whisky on the rocks servido de forma impecable.

Para los amantes de las aves, Okavango es un paraíso: más de 400 especies distintas habitan en sus orillas. Curiosamente, la mejor época para observar aves es durante la estación lluviosa, pues son de las primeras en emigrar. Para trasladarse por el río hay que montarse en un mokoro, una canoa de aspecto inestable que los guías conducen con la ayuda de largos palos. Desde la distancia segura que da el agua se puede contemplar la vida en la orilla. Hay que tener cuidado con los hipopótamos que a pesar de su aspecto juguetón son los animales que más muertes causan en África.

Safaris de avistamiento

Los safaris de avistamiento se pueden realizar en 4X4 pero lo realmente interesante es hacerlo andando. El guía va siguiendo el rastro de los animales y la búsqueda es tan emocionante como el encuentro. La marcha puede llegar a ser agotadora y da gusto volver a un campamento donde uno se puede dar una buena ducha y regalarse una cena gourmet, el descanso está asegurado en las cómodas camas. A la mañana siguiente hay que ver el amanecer.

(Botswana's Okavango Delta ©Wilderness Safari)

El espectáculo es mágico: una bola de fuego va elevándose en el horizonte mientras todo despierta. Los rayos del sol se van reflejando en las aguas formando juegos de luces y los animales se desplazan hacia el río para beber.

Cuando llega el final de la estación seca apenas queda ya agua en el Okavango, los animales intentan moverse poco para conservar energías y la vida se detiene en un mágico momento. Al fin, llega la Pula lluvia. Al principio, gotas dispersas que se evaporan al contacto con la ardiente tierra, pero bastan tan sólo unas horas para que se vuelva torrencial y en muy poco tiempo regresa la vida al delta.


Gracias:
Pedro Madera
http://www.ocholeguas.com/2010/03/22/africa/1269271562.html
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