J. J. Cale, Roll on
(Portada: J.J. Cale)
JJ Cale cocina en casa el postre de su larga carrera. El autor de ‘Cocaine’ ha grabado casi todos los instrumentos de ‘Roll on’, su 16° disco
«Cuando hice mi primer disco (Naturally, en 1972) tenía 32 o 33 años y pensaba que ya era demasiado viejo. Ahora, cuando me veo haciendo esto a los 70, me digo: ‘Debería estar tumbado en una hamaca’», bromea JJ Cale en su web. En realidad, el artista de Oklahoma ha grabado siempre como si estuviera tumbado, o sentado en el porche de su casa. Relajado, sin prisas, sin pretensiones. Roll on, su 16° disco de estudio, conserva el sello de naturalidad que le define. Otra vuelta de tuerca a su famoso sonido Tulsa, influencia capital para artistas como Eric Clapton, Mark Knopfler, Neil Young, The Allman Brothers, Johnny Cash, The Band, Chet Atkins y Bryan Ferry.
Cale ha registrado la mayoría de las canciones en su estudio casero y se ha encargado de casi todos los instrumentos, igual que hizo en su disco de debut. «Es como cocinar el postre en casa», dice Cale. Todas las canciones son hijas o primas de otras anteriores, pero como siempre, hay algo que las distingue. El banjo saltarín de Strange days y el hipnótico pedal steel de Leaving in the morning remiten al sonido de Naturally, la guitarra rocosa de Where the sun don’t shine entronca con la famosa Cocaine, mientras funk gitano de Fonda-Lina es el pariente sofisticado de Travelin’light, del disco Troubadour (1976).
La canción que da título al disco, Roll on, descarte de The road to Escondido (2006), el disco que grabó con Clapton y que le valió a Cale su primer Grammy, funciona como un reclamo. Pero el disco está lejos de lo que se entiende por comercial. Comienza con una pieza de corte jazzístico, Who knew, de estilo scat (improvisación vocal, germen del rap). «Siempre hago scat cuando me meto en la bañera. Por eso, cuando grabé Who knew me partía de risa», relata Cale. Tres de las canciones fueron grabadas en los estudios Natural Digital Recording, de Tulsa, regentados por su amigo David Teegarden, y el resto, salvo Roll on, en su estudio casero.
Son las canciones grabadas en casa las que iluminan el disco. Cale se encarga de todos los instrumentos y de la producción. Es lo que se llama un trabajo artístico libre. «Con la tecnología actual puedes hacer música sin depender de nadie», reflexiona. «Empecé a hacerlo hace mucho tiempo y he logrado un sonido único, no sé si peor o mejor, pero desde luego es el mío. Antes lo hacía porque no podía pagar una banda. Ahora sí podría, pero me he acostumbrado a hacer arte por mí mismo».
Otra cosa que sorprende en Roll on es el volumen de su voz. «Sí, la he subido, pero no a un nivel que me resulte incómodo. Antes la dejaba muy baja, porque nunca me he considerado cantante, sino compositor». Hasta Guitar man (1996) tampoco mostraba la cara en la portada de sus discos. En Roll on, un ojo asoma tímidamente tras su guitarra.
Gracias:
NACHO PARAMADRID
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