Escuelas medirán el radio de la Tierra
(Imagen: http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Rotating_earth_(large).gif / Pulsa la dirección y verás la Tierra rotar)
Medir el radio de la Tierra. Este es el objetivo, que se ha alcanzado hoy en España, un reto al que se han sumado casi 900 centros educativos de todo el país, en conmemoración del Año Internacional de la Astronomía.
El proyecto, que surgió en España y al que se han sumado escolares de varios países, ha permitido a los estudiantes repetir la experiencia que ideó el sabio matemático Eratóstenes, en el siglo III antes de Cristo.
La historia relata que al griego le habían contado que en Siena (hoy Asuán, en Egipto) al mediodía del solsticio de verano si colocabas una vara en un punto determinado no hacía sombra, porque los rayos caían perpendiculares al Sol. Sin embargo, en Alejandría, donde él vivía, no ocurría lo mismo.
La diferencia sólo tenía explicación si la Tierra era esférica y si los rayos del Sol, que estaba muy lejos, llegaban paralelos a la superficie del planeta. Por ello, los rayos solares, en ese momento del solsticio en Alejandría formaban un ángulo, equivalente a la diferencia de latitud geográfica entre Siena y Alejandría.
De ello, Eratóstenes dedujo que si medía ese ángulo y la distancia entre las dos ciudades, podría determinar el radio de la circunferencia de la Tierra, que hoy se sabe que es extactamente de 6.371 kilómetros, de media. Algunos aseguran que con su método, el griego erró sólo un 1%, aunque otros consideran que fue mayor, lo que no quita un ápice de valor a su ingenio.
Un palo, un papel y una brújula
Este sencillo experimento es el que propuso la Agrupación Astronómica Aster de Barcelona a los estudiantes españoles, con un éxito inesperado en la convocatoria. Pere Closas, un físico aficionado a la astronomía que ejerce de coordinador de la experiencia, explica que tan sólo se precisa de un palo, un papel extendido en el suelo para apuntar las mediciones y una brújula.
«El objetivo es que participen escolares de todos los niveles, desde educación infantil hasta las facultades, y que se considere una celebración científica en la que los alumnos se acercan a una experiencia investigadora que no es muy compleja», afirmaba Closas antes de la realización del experimento, sorprendido por el número de inscritos.
De hecho, comentaba que no sólo se habían apuntado colegios españoles, sino también de Francia, Andorra, Italia y Latinoamérica.
Una vez que los centros lograron sus mediciones, introdujeron los datos en la página web del Año Internacional de la Astronomía donde se habían inscrito. Los resultados medios de todo el país se irán dando a conocer de forma simultánea.
Dado que, como mínimo, se necesitaban dos colegios para cada medición (es decir, como si uno estuviera en Siena y el otro en Alejandría), algunos se organizaron por parejas, aún estando a cientos de kilómetros, para hacer su propio cálculo.
En todo caso, Closas señala que lo importante no es el resultado, sino el camino para llegar hasta él.
La iniciativa tiene varios objetivos al margen del cálculo del radio terrestre, pero el organizador del acto insiste en dos: "Primero, que para hacer ciencia no se necesitan grandes medios; segundo, que las ciencias, y la astronomía más concretamente, pueden ser entretenidas y tener un carácter festivo".
Gracias:
El experimento solo requiere una escoba, un reloj y un metro.
Eratóstenes de Alejandría fue capaz de medir el radio de la Tierra en el siglo III antes de Cristo, cuando la esfericidad del planeta no era más que una quimera.
Medir el radio de la Tierra. Este es el objetivo, que se ha alcanzado hoy en España, un reto al que se han sumado casi 900 centros educativos de todo el país, en conmemoración del Año Internacional de la Astronomía.
El proyecto, que surgió en España y al que se han sumado escolares de varios países, ha permitido a los estudiantes repetir la experiencia que ideó el sabio matemático Eratóstenes, en el siglo III antes de Cristo.
La historia relata que al griego le habían contado que en Siena (hoy Asuán, en Egipto) al mediodía del solsticio de verano si colocabas una vara en un punto determinado no hacía sombra, porque los rayos caían perpendiculares al Sol. Sin embargo, en Alejandría, donde él vivía, no ocurría lo mismo.
La diferencia sólo tenía explicación si la Tierra era esférica y si los rayos del Sol, que estaba muy lejos, llegaban paralelos a la superficie del planeta. Por ello, los rayos solares, en ese momento del solsticio en Alejandría formaban un ángulo, equivalente a la diferencia de latitud geográfica entre Siena y Alejandría.
De ello, Eratóstenes dedujo que si medía ese ángulo y la distancia entre las dos ciudades, podría determinar el radio de la circunferencia de la Tierra, que hoy se sabe que es extactamente de 6.371 kilómetros, de media. Algunos aseguran que con su método, el griego erró sólo un 1%, aunque otros consideran que fue mayor, lo que no quita un ápice de valor a su ingenio.
Un palo, un papel y una brújula
Este sencillo experimento es el que propuso la Agrupación Astronómica Aster de Barcelona a los estudiantes españoles, con un éxito inesperado en la convocatoria. Pere Closas, un físico aficionado a la astronomía que ejerce de coordinador de la experiencia, explica que tan sólo se precisa de un palo, un papel extendido en el suelo para apuntar las mediciones y una brújula.
«El objetivo es que participen escolares de todos los niveles, desde educación infantil hasta las facultades, y que se considere una celebración científica en la que los alumnos se acercan a una experiencia investigadora que no es muy compleja», afirmaba Closas antes de la realización del experimento, sorprendido por el número de inscritos.
De hecho, comentaba que no sólo se habían apuntado colegios españoles, sino también de Francia, Andorra, Italia y Latinoamérica.
Una vez que los centros lograron sus mediciones, introdujeron los datos en la página web del Año Internacional de la Astronomía donde se habían inscrito. Los resultados medios de todo el país se irán dando a conocer de forma simultánea.
Dado que, como mínimo, se necesitaban dos colegios para cada medición (es decir, como si uno estuviera en Siena y el otro en Alejandría), algunos se organizaron por parejas, aún estando a cientos de kilómetros, para hacer su propio cálculo.
En todo caso, Closas señala que lo importante no es el resultado, sino el camino para llegar hasta él.
La iniciativa tiene varios objetivos al margen del cálculo del radio terrestre, pero el organizador del acto insiste en dos: "Primero, que para hacer ciencia no se necesitan grandes medios; segundo, que las ciencias, y la astronomía más concretamente, pueden ser entretenidas y tener un carácter festivo".
Gracias:
Rosa M. Tristán, Madrid
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ANTONIO MADRIDEJOS, BARCELONA
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