LITERATURA
El micro-relato
(Ilustración: Ulises)
Recopilan casi 200 obras
Los mejores microrrelatos de hoy, en una antología
Los cultivadores del microrrelato se multiplican. Asistimos al nacimiento de un nuevo género literario que "crece bestialmente", a la expansión de la avanzadilla más joven de la Literatura, de la forma de narrar que "mejor se adapta a nuestro tiempo" de prisas y fragmentación. Y toca levantar acta. Eso cree, al menos, Clara Obligado, la autora que ha querido plasmar 'el estado actual de la microficción' en la recopilación que presenta hoy, 'Por favor, sea breve 2'.
En la antología, editada por Páginas de Espuma, ha reunido casi 200 microrrelatos, muchos inéditos. Son la última muestra de lo que hoy perpetran 115 autores españoles y latinoamericanos, tanto consagrados (Ana María Shua, José María Merino, Luis Mateo Díez, Andrés Neuman o Juan Pedro Aparicio, entre otros) como jóvenes (aún) desconocidos. ¿Es este desarrollo de la microficción lo más relevante del panorama literario? "En España sí, o, al menos, lo que más despierta mi interés", asevera Obligado.
La escritora da, con esta antología, el paso que sigue a la recopilación 'canónica' con la que en 2002 dio fe en España del 'boom' del nuevo género, 'Por favor, sea breve'. Textos de Borges, Cortázar o Monterroso se mezclaron entonces con otros de la generación que recogía el testigo y tendieron puentes entre las dos orillas hispanoablantes del Atlántico.
Desde entonces, ha aparecido una "numerosa generación de buenos autores", cientos de 'hormigas' -referencia a un microrrelato de Juan Ramón Jiménez- que son capaces de expulsar -y no sólo de la portada de la recopilación- al viejo dinosaurio del celebérrimo microrrelato de Monterroso, del que ya andan "algo cansados".
"Hay una nueva generación que ha crecido leyendo microficciones", cuenta Obligado, y la diferencia se nota.
El microrrelato se ensancha: ocupa nuevos temas (guerra, ecologismo, vampirismo) y se hibrida, hasta tocarse con la poesía o dar a luz a especímenes como el microteatro de Javier Tomeo.
El género, sin embargo, aún no ha encontrado un nombre fijo (ficción súbita, nanocuento, microficción o hasta testículo) ni extensión límite: una página, propone la autora.
"El microrrelato es hijo de internet", sentencia Obligado. "La imprenta de Gutenberg produjo la novela, y la red ha producido el hiperbreve. El microrrelato está en los blogs, las creaciones se cuelgan al mismo tiempo que se elaboran" o se transmiten por SMS, cuenta la autora de cuentos, novelas y ensayos.
El castellano, asegura, es la lengua donde el microrrelato brota con más fuerza, por la tradición que arraigó en Latinoamerica. Los países más potentes son México, Colombia, Argentina y ahora también España. "Cuando hice la primera antología, me costó encontrar españoles, ahora hay muchos y muy buenos", comenta.
Las editoriales siguen, sin embargo, sin apoyar el género. "Las comerciales nunca apuestan por algo muy nuevo, para eso hay que encontrar casas como Páginas de Espuma. De hecho, espero que siga así, porque si se empieza a trabajar con las microficciones como con la novela, el género estaría muerto".
¿Puede contar lo mismo un libro de microrrelatos que una novela? "No, un microrrelato no puede contar cosas que sí puede una novela, pero una novela no puede contar cosas que cuenta el microrrelato: un destello, una flecha que se clava en una diana".
Obligado no se para ahí, habla de otras propuestas rompedoras que ya están aquí: mezclar música y texto, internet y papel. Sentencia: "La crítica dira que no es literatura, pero nos importa un bledo".
Gracias:
María Pérez Madrid
http://www.elmundo.es/elmundo/2009/11/10/cultura/1257871044.html
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