Entrevista con el director de cine
(Ilustración: SERGIO IBÁÑEZ/Poster sobre la película '2012', de Roland Emmerich)
El apocalipsis es una fiesta con el negocio del fin del mundo
El director Roland Emmerich, estrena 2012, el no va más en películas de desastres.
Independence day, Godzilla, El día de mañana y, ahora, 2012. En poco más de una década, el realizador Roland Emmerich ha destruido el planeta cuatro veces. Esta vez adopta una profecía maya para facturar la madre de todas las películas de desastres.
El 21 de diciembre de 2012 se termina el calendario maya y, según esto, el mundo tal y como lo conocemos. Con esta premisa, el realizador alemán Roland Emmerich vuelve a la carga con otra zarzuela de explosiones digitales y muertes multitudinarias? con extra de humor. ¿Quién dijo que el fin de los tiempos tiene que ser un ladrillo religioso y trascendental? Emmerich apuesta por cargarse festivamente el Vaticano, entre otros símbolos globales, y dejarnos en manos de una panda de macarras. Es tan sólo un paso más ?¿el definitivo?? en la escalada de destrucción masiva que supone su filmografía, con títulos como Independence day, Godzilla (versión USA) y El día de mañana. El realizador nos recibe, precisamente, en la ciudad del Godzilla original para hablarnos sobre cómo filmar el fin del mundo y que después te tomen en serio si ruedas sobre Shakespeare.
La crítica te suele machacar. ¿Alguna queja al respecto?
Tengo una teoría. Yo empecé con películas de serie B y nunca tuve el pedigrí de "director interesante". Y me resulta un poco extraño, porque creo que mis películas tienen algo especial. Muchos han tratado de copiar Independence day y les salió mal. Es una pena que los críticos no vean eso.
En Godzilla, Matthew Broderick se da cuenta de que el bicho es hembra y está embarazada. ¿Un test de embarazo puede determinar el sexo de un dinosaurio?
Nos pareció que era tan absurdo que lo teníamos que poner. El humor es muy importante en mis películas. En 2012 teníamos claro que íbamos a rodar el fin del mundo, pero uno divertido. El fin del mundo tiene que ser entretenido. Y poder reírse y llorar. La mezcla de ambas cosas es lo que siempre estoy buscando.
¿En qué difiere este fin del mundo del de El día de mañana?
El día de mañana era un tema serio, trataba de reflejar las consecuencias del calentamiento global. 2012 está tan fuera de lo real que te tienes que reír de ella. Es el fin absoluto, no hay nada después.
¿Cómo llevas la etiqueta de "director catastrofista"?
No me gusta mucho. También hice El patriota, un drama de época, y Stargate, sobre aliens en el antiguo Egipto. Pero supongo que será porque mis dos películas más exitosas van de eso.
De estas tres personas, ¿con quién te sientes más identificado: Alejandro Amenábar, Paul Verhoeven o Brüno?
Amenábar. Definitivamente. Me encantó Los otros. Pero? ¿por qué Brüno?
Por el acento. Con Amenábar, además de referentes cinematográficos, compartes el hecho de ser gay abiertamente.
Cuando crecí, en Alemania me resultó muy difícil salir del armario, tanto en mi vida personal como de cara a la industria del cine. Allí el cine gay estaba asociado con Fassbinder, una asociación que me parecía ridícula. No quería ser etiquetado. Además, desde muy temprano supe que quería hacer cine comercial. Fue al llegar a Los Ángeles cuando me sentí más cómodo, sobre todo porque mucha de la gente influyente de la industria es gay. Concluí entonces que tu orientación sexual no tiene por qué reflejarse en tus películas. Puede que sí tu sensibilidad, pero nunca tu orientación. Aunque son muchas las ocasiones en las que me gustaría mostrar un lado de mí que la gente no conoce.
¿Y por qué no lo haces?
Bueno, desde hace un año planeo hacer una peli sobre Shakespeare llamada Anonymous que trata sobre la autoría en sus obras. Espero poder hacerlo; para un realizador como yo es difícil plantear a un productor un drama en el siglo XVI.
Volviendo al fin del mundo, ¿tan mal lo estamos haciendo?
Los seres humanos tenemos que mejorar. Si no, iremos a peor. No es que crea que existe una raza de personas destinadas a mejorar las cosas, pero sí que, si seguimos así, estamos abocados al desastre. En 2012 planteo la siguiente pregunta: si sabes que el mundo se va a acabar, ¿qué salvarías? Al final lo que salvas o no se convierte casi en un concurso de popularidad.
¿Tú qué harías ante el Apocalipsis?
Montar un fiestón. Todos tenemos que morir. Ahora tengo 53 años, y es algo que pienso a menudo. Supongo que, además de montar una buena, compartiría bonitos momentos con la gente que quiero.
¿El tamaño importa?
Estoy orgulloso del presupuesto del filme, aunque no sea el más caro del año. Son 200 millones de dólares bien gastados.
¿Te falta algo por destruir en tus películas?
No me levanto cada día preguntándome: "¿Qué voy a destruir hoy?". Es un concepto muy nietzschiano y que ahora tiene muchos imitadores. Pero créeme cuando te digo que le doy más importancia a la historia que cuento y que la destrucción es sólo una excusa para venderla. Y que me enorgullece encontrar siempre nuevas formas de mostrar la destrucción.
Gracias:
JORDI MINGUELL - Tokiohttp://www.elpais.com/articulo/portada/apocalipsis/fiesta/elppor/20091113elptenpor_2/Tes
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