miércoles, 5 de agosto de 2009

Yakutsk, Siberia

La ciudad mas fría del mundo


(Fotos: Shaun Walker/ Diario británico THE INDEPENDENT/Plaza Lenin, Yakutsk/Yakutia a las 17h30, - 40ºC negativos)

Yakutsk, Siberia, Rusia del Este
A 5ºC negativos el frío puede ser refrescante. A 20ºC negativos la humedad de la naríz se congela y resulta difícil no toser. A 35ºC negativos la piel expuesta queda adormecida y su necrosis es un riesgo. Y a menos 45ºC hasta usar anteojos resulta complicado. El metal se pega al rostro y a las orejas arrancando pedazos de piel cuando uno decide sacárselos.

Digo eso porque acabo de llegar a Yakutsk, lugar donde los amistosos nativos me alertaron de no usar anteojos al aire libre. Yakutsk es una ciudad remota en Sibéria Oriental (población: 200 mil), famosa por aparecer en el clásico juego de tablero Risk (versión de la Guerra) y por tener fama de ser la ciudad mas fría de la Tierra. En Enero la media está en torno de los 40ºC negativos. La nieve que cubre la ciudad restringe la visibilidad a 10 m. Moradores, con pesadas casacas de piel, pasan por la plaza central, adornada por un árbol de Navidad congelado y una estatua de Lenin.

Luego descubrí que alli, temperaturas en la casa de 40ºC negativos son consideradas como “frío, pero no mucho frío” Aqui en la foto las personas aguardan los ómnibus.

Siendo así, antes de aventurarme por primera vez en las calles de Yakutsk, me encapoté con toda una valija de ropas. Les digo que estoy vistiendo: un par de medias de algodón con un par de medias térmicas por encima; un par de botas; bragas térmicas; una calza jeans; una camiseta térmica; una camiseta de mangas largas; un suéter justo de cachemira; un abrigo deportivo; una casaca acolchada de invierno con capucha; un par de guantes finos de lana (para que yo no exponga la piel cuando tire del guante externo para sacar fotos); un par de guantes de lana; una bufanda de lana; y un gorro, también revestido en lana.

Una pequeña rendija de mi rostro que está expuesta, registra el aire frio, pero aunque en general no es una sensación de bienestar... Hasta es agradable. Si usted esta vestido correctamente, pienso yo, nada es asi tan tremendo. En pocos minutos, el clima gélido pasa a imponerse. Una piel expuesta comienza a dar puntadas y después se siente adormecida, lo que aparentemente es peligroso, porque significa que el flujo de sangre se para. Entretanto el frio penetra por la doble capa de guantes y congela mis dedos. La gorra y la capucha tampoco son para parar los 43ºC negativos y mis orejas comiezan a picarme. En seguida las piernas sucumben. Finalmente me encuentro con dolores agudos por todo el cuerpo y tengo que volver a un ambiente cerrado. Ojo con el reloj: resistí al aire libre por 13 minutos!

Yakutsk es la capital de Yakutia, región que abarca mas de 2.6 millones de kilómetros cuadrados y donde viven menos de 1 millón de personas. La ciudad está a seis husos horarios de Moscú, pero un viaje lleva seis horas en un precario avión Tupolev. Un pasaje cuesta por lo menos RS 1,8 mil, ida y vuelta, una cantidad enorme en un país en que el salario medio es de RS 930 por mes.

No hay trenes a Yakutsk. Las otras opciones son, un viaje de 1,6 mil kilómetros de barco subiendo por el rio Lena, en los pocos meses del año en que no está congelado, o si no por la “autopista de los Osos", una carretera de 2 mil kilómetros construída por prisioneros del Gulag (o sistema penal soviético).

En Yakutsk la mayoría de los autos son importados de Japón, de segunda mano, que aparentemente, resisten mejor al frío que los vehículos rusos tradicionales. Aún asi, los moradores acostumbran dejar el motor funcionando, si van a parar apenas lo hacen por media hora. Y algunos lo dejan andando el día entero, aún durante el horario de trabajo, para garantizar una temperatura mínimamente tolerable en la vuelta a casa. La humareda de los escapes contribuye a la niebla que acecha sobre la ciudad.

La región fue inicialmente conquistada por los rusos en la década de 1630. En el siglo XIX era usada como prisión abierta para disidentes políticos. Anton Chekhov, en su Jornada de 1890 por la Sibéria, pintó un cuadro sombrío de la vida de los prisioneros. "Ellos perderán todo el calor que ya tuvieron", escribió. “Las únicas cosas que les quedan en la vida son vodka, vagabundas, mas
vagabundas, mas vodkas... No son mas seres humanos, son bestias.” Lenin y Stalin fueron dos
de los presos políticos exiliados en Yakutsk.

(La tierra de Yakutia)

La región es rica en oro y diamantes, razón por la cual los soviéticos decidieron transformar Yakutsk en un importante centro regional, primero con el sistema de trabajo forzado del Gulag, después colonizando la región con millares de voluntarios en busca de aventura, mejores salarios y la chance de construir el socialismo en el hielo. Una mega-empresa Alrosa, responsable del 20% de la oferta mundial de diamantes brutos, tiene su sede en la región. Con el tiempo Yakutsk se convirtió en una ciudad de verdad, con hoteles, cines, una ópera, universidades, entrega de pizza y hasta un zoológico.

A pesar de que los nativos mantienen estoicamente sus quehaceres y que las criaturas saltan en la nieve de la plaza central, percibo que preciso un taxi para continuar mi exploración. Los 13 minutos que pasé al aire libre me dejaron sin aliento, hechando pestes y llena de dolores, mi rosto está enrojecido que parece que acabo de volver de una semana en el Caribe. Me desplomo en la cama del hotel y preciso de media hora para volver a sentir mi cuerpo. La parte mas desagradable comienza 15 minutos después, cuando las piernas, de vuelta a la temperatura habitual, sienten un calor que está siendo irradiado de adentro para afuera, y todo el cuerpo comieza a picar.

Voy al mercado, lleno de gente vendiendo pescado, cerdo y corazón de caballo. Todo congelado. “Está claro que hace frio, pero usted se acostumbra.” Dice Nina, una yakut, que pasa ocho horas por dia de pié, en su puesto de pescado. Los seres humanos se acostumbran como cualquier cosa. Pero, aún así, el nível de resistencia es difícil de comprender.

Los operarios continuan trabajando en la construcción civil, hasta los 50ºC negativos. Abajo de esa temperatura, el metal se torna quebradizo.

Las aulas o clases no son suspendidas cuando el termômetro cae abajo de los 55ºC. Solo el Jardín de Infantes cierra con 50ºC negativos.


Gracias:
Shaun Walker
Shaun escribió este reportaje para el diario británico THE INDEPENDENT
También mi agradecimiento por este correo electrónico
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