domingo, 17 de mayo de 2009

Susana Baca

Almuerzo con la cantante


(Foto: ULY MARTÍN/Susana Baca pone música a las palabras de los poetas)

"Era negra y pobre; sólo la voz me sacó de la miseria"
Frente a unos rollitos de ensaladilla con jamón comienza a hablar de la carapulcra, del mondongo y el cau cau. Comidas que aprendió de su madre, excelente cocinera, y que elabora para sus amigos cuando después de viajar por el mundo con sus canciones retorna a su casa en Perú. De ella también aprendió la primera de las lecciones de su vida, no bajar la mirada y estar orgullosa de sus orígenes. "Eres negra, pobre y lo único que puedes hacer es estudiar más que los demás', me dijo mi madre. Estudié, pero fue mi voz la que me sacó de la miseria", sentencia Susana Baca, cantante, compositora e investigadora.

Fue su necesidad de saber sobre sus orígenes, consciente de que como afroperuana siempre se había sentido excluida y olvidada, lo que le llevó a buscar sus raíces. Creció en Chorrillos, un barrio costero a las afueras de Lima, y allí se empapó del legado cultural que los africanos llevaron a Perú como esclavos. "Los afroperuanos no sabían ni siquiera nuestra historia y había que empezar de cero. Soy mezcla de negra e indio. Sentí la segregación siendo niña cuando no fui elegida para el grupo de baile del colegio por ser negra. Es entonces cuando te das cuenta de que algo ocurre. Cuando uno es niño no se ve diferente a los demás hasta que por el color de tu piel te discriminan. En vez de sentir compasión, lo que me dijo mi madre fue: 'Estás sola y lo único que te queda en la vida es ser alguien porque eres negra y pobre".

Sus viajes le han proporcionado un amplio conocimiento de las cocinas del mundo, le gusta la española porque encuentra algunas similitudes con la suya, pero ensalza la riqueza de la peruana, "la exquisitez, al igual que la belleza, se logra con la mezcla". Susana Baca se ha preocupado por buscar ritmos y melodías de la música afroperuana. Además, ha puesto música a los poemas de Pablo Neruda, César Vallejo, Alejo Carpentier, Dámaso Alonso y Jorge Edwards, Miguel Hernández o Blas de Otero. No contenta con ello, recorrió 600 kilómetros de la costa peruana recopilando testimonios y documentos descendientes del negro.

Susana Baca se hizo maestra de niños y comenzó a dar clases. Su amor por la literatura le puso en contacto con los artistas populares peruanos que la hicieron caminar por un mundo que le resulta interesante. "Cuando me subí a un escenario me di cuenta de que ése era mi verdadero mundo, que eso es lo que quiero, y me lanzo de lleno a ello". Fue entonces cuando comenzó una relación muy estrecha con los poetas.

Mientras pide unos escalopines con salsa de marsala vuelve a hablar de su raíces y de cómo siente que de tanto viajar ha perdido parte de la sabiduría de su madre en los fogones. "Ella era cocinera de la gente rica y su comida era exquisita".

Sus largos pendientes, realizados por una artesana peruana, se mueven de un lado a otro cuando habla. "Estoy orgullosa de que los jóvenes no sientan esa ansiedad que yo tuve que padecer siendo niña. Es una infelicidad no aceptarse, porque hay que asumir que nosotros hemos aportado mucho a ese país. La mezcla enriquece".

El grupo de Susana Baca utiliza instrumentos musicales tradicionales como la quijada de burro o el cajón, que provienen de los africanos que llegaron a Perú como esclavos.


Gracias:
AURORA INTXAUSTI
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