viernes, 15 de mayo de 2009

Arte 7

La maternidad en el arte


(Pintura: Bellini/La última pintura de Bellini con Madona y niño)

Inspiración que crea vida
La maternidad es un tema que está presente en el arte desde tiempos remotos, su representación abarca diferentes estilos, corrientes e ideas que han dejado su propia huella

Debido a la fuerte carga que representa la maternidad (el principio de la vida), ésta se ha convertido en uno de los elementos principales de la mitología, la religión, la ciencia, la literatura y hasta el arte. En ella se han inspirado importantes pintores, escultores, grabadores, músicos y poetas para realizar sus obras.

Grandes maestros como Frida Kahlo, Fernando Botero, Diego Rivera, José Clemente Orozco, Pierre Auguste Renoir y Joan Miró, han dedicado algunas de sus creaciones a representar este icónico tema.

Pero, a pesar de que todos los autores parten del mismo concepto, cada uno le ha dado una identidad propia tomando en cuenta su estilo, técnica, ideología y la corriente histórica de su trabajo, dando como resultado una amplia visión artística.

Desde las cavernas

Las primeras representaciones que se tienen de la maternidad son las pinturas rupestres, las cuales resaltaban símbolos de fertilidad, vida y abundancia, algunos más realistas que otros.

Estas piezas se enfocaban en la madre tierra, partiendo de la idea de que es el inicio de la vida humana.

Su visión acentúa a la gran diosa en escenas del rito de la fecundidad. Este culto da testimonio de un matrimonio sagrado entre la Tierra (madre) y el Dios del grano Maíz (padre) que unidos dieron vida a los primeros hombres y así poblaron el mundo.

Después tocó el turno al arte prehispánico, el cual personificó la maternidad con esculturas labradas en piedra de las diferentes diosas relacionadas con la fecundidad, pues las culturas primitivas creían que esas poderosas mujeres fueron las causantes de los primeros alumbramientos.

Algunas de las piezas pertenecen a Cihuacóatl, mitad serpiente mitad mujer, la primera en parir, considerada por ello protectora de los partos y, en especial, de las mujeres muertas al dar a luz; Chalchitlicue, la de la falda de verde jade, diosa de los lagos y corrientes de agua y también patrona de los nacimientos y Tlazoltéotl, la devoradora de la mugre, diosa de la impureza, de la tierra, de la luna, del amor carnal, el sexo y también el nacimiento.

Perspectiva femenina

La célebre pintora Frida Kahlo es considerada una de las precursoras del movimiento plástico femenino contemporáneo gracias a su trabajo caracterizado por el esbozo de diversos elementos iconográficos feministas, entre ellos el de la fecundidad.

Ella representó este tema desde su historia personal en las piezas Mi nacimiento y La cama volando, Henry Ford Hospital, combinando la técnica de la artista con el sentimiento maternal de la mujer.

En la primera obra, Kahlo pinta a una mujer dando a luz en una cama, con la cara cubierta por una sábana. Existen dos versiones de este cuadro, unos afirman que está inspirada en su propio nacimiento, ya que se acompaña de la frase: “…así imaginé que nací”, mientras que otros creen que la mujer con la cara tapada es la diosa del nacimiento, Tlazoltéotl.

También se menciona que la pintora le tapó la cara a su madre para representar su muerte y con ello unir en una misma pieza el fin con el inicio de la vida.

Puede ser que sólo una o todas las interpretaciones son las que ambicionó destacar Kahlo, pero lo que sí dejó muy claro es que su idea de la maternidad se expresa por los tintes del rojo carmesí, los cuales ocupan el centro focal de la escena.

La cama volando, Henry Ford Hospital recoge la experiencia vivida durante su traslado a Detroit, en abril de 1932, con su inseparable Diego.

Frida quedó embarazada, a pesar de que los médicos le dijeron que tras el accidente que lesionó su columna posiblemente no podría tener hijos.

A Diego no le atraía la idea de tener niños pero Kahlo después de haber sopesado todas las dificultades que un niño ocasionaría, estaba entusiasmada con la idea de tenerlo. Sin embargo, el 4 de julio sufrió un aborto natural, perdiendo al niño. Por ello esta obra se convirtió en un parteaguas en la vida de la artista.

Este cuadro que bien podía llevar como subtítulo Mi anhelo por la maternidad deja ver todas las imposibilidades físicas que truncaron las posibilidades de ser madre de la pintora.


Gracias:
Vanessa Pérez, El Universal
♪♪♪♪♪

No hay comentarios.: