Sus cartas a subasta
(Fotos: AP)
A UN PRECIO INICIAL DE 500.000 DÓLARES
Salen a subasta las cartas manuscritas de Yuri Gagarin, el primer hombre que voló al espacio
Las cartas y los textos manuscritos del cosmonauta pionero Yuri Gagarin no son literatura de altos vuelos, pero su precio en subasta se anuncia desorbitado. O estratosférico al menos.
La sucursal en Moscú de la casa de subastas Sotheby's ha sacado a la venta cartas, informes de vuelo y diarios manuscritos del primer cosmonauta de la Historia, el piloto soviético Yuri Gagarin que voló al espacio en 1961 a bordo de la nave Vostok-1, hito que permitió a la URSS sacar un cuerpo de ventaja a EEUU en la carrera espacial.
El precio de despegue de los textos, que serán subastados en Nueva York el próximo 11 de diciembre, se sitúa entre 300.000 y 500.000 dólares. La pieza más apreciada es el informe que escribió a máquina Gagarin tras completar con éxito su vuelo orbital de 108 minutos alrededor de la Tierra el 12 de abril de 1961. Se trata del único de los cuatro ejemplares que existen que no se encuentra en archivos rusos.
«El cielo es completamente negro. Las estrellas [...] tienen un aspecto más brillante y claro sobre el fondo de este cielo negro. La Tierra tiene una aureola muy característica, de un hermosísimo color azul», puede leerse en el histórico informe que Gagarin firmó el 15 de abril de 1961.
Los primeros ojos humanos que orbitaron desorbitados alrededor de la Tierra se quedaron prendados del manto atmosférico que ribetea el planeta azul. «Esta aureola se ve muy bien cuando observas el horizonte, la suave transición del azul al azul oscuro, al violeta y al negro completo del cielo. Esta transición es muy hermosa», reza el texto.
La descripción colorista del planeta que hace Gagarin en su informe desprende ese asombro del ojo humano ante la magia del avistamiento pionero, versión espacial del 'tierra a la vista' cantado por el marinero Rodrigo de Triana desde La Pinta en 1492.
Tono políticamente correcto
«La entrada en la [zona de] sombra de la Tierra se produce muy rápidamente. De repente llega la oscuridad y no se ve nada. Sobre la superficie de la Tierra en ese momento yo no observé nada, nada era visible, así que, evidentemente, pasaba por encima del océano, pues si hubiera estado sobre grandes ciudades, en este caso, probablemente habrían sido visibles las luces», describe Gagarin, que concluye el informe asegurando que se siente «magníficamente» después de su vuelo cósmico.
(Yuri Gagarin, a bordo de la nave 'Vostok-1)
El valor de entrada de este informe será de 700.000 dólares pero la puja podría disparar su coste por las nubes, sobre todo si se inmiscuye en la subasta -como ha ocurrido en otras ocasiones- alguno de los oligarcas afines al poder para impedir que papeles tan históricos vuelen fuera de Rusia. Los documentos pertenecen al empresario norteamericano y ex candidato presidencial Ross Perot, que los adquirió hace 15 años en una subasta de Sotheby's.
La otra joya de la colección es una carta manuscrita de Gagarin fechada el 10 de abril de 1961, dos días antes de su puesta en órbita. Con caligrafía pulcra y tono políticamente correcto, Gagarin se muestra seguro del éxito de una misión que tuvo más carga política e ideológica que científica.
Su entusiasmo comedido, tan sólo roto por el signo final de exclamación que cierra el primer párrafo, tieso como un cohete en ascensión, se plasma en su fe ciega en la tecnología soviética y en su pericia. «Permítanme asegurarle al Gobierno soviético, a nuestro Partido Comunista, al pueblo soviético, que con honor cumpliré esta tarea, abrir el camino al cosmos, y si topara con dificultades las superaré como las superan los comunistas», concluye Gagarin, que se define como «un hombre sencillo soviético».
Hijo de campesinos, Gagarin fue seleccionado en 1960 entre un grupo de pilotos por Serguei Koroliov, el padre del programa espacial. «Camarada presidente, camaradas miembros de la comision estatal. ¡Yo les agradezco de corazón la confianza depositada en mí para volar primero al cosmos!», arranca el discurso, en el que Gagarin dice estar «contento, orgulloso y feliz como cualquier soviético al que la patria le confiase realizar una hazaña semejante, sin precedentes por su significado histórico».
Gracias:
DANIEL UTRILLA
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