jueves, 11 de junio de 2009

Ricardo Lagos

Entevista con el enviado de la ONU para el cambio climático


(Foto: MAITE CRUZ/Lagos, durante un momento de la entrevista en la Fira de Barcelona)

"EEUU ha visto que solo no puede resolver temas globales"
Es optimista sobre el cambio de orientación de la política de EEUU en materia medioambiental. El enviado especial de la ONU para el cambio climático y expresidente chileno, Ricardo Lagos, que participó en la Carbon Expo en la Fira de Barcelona, está convencido de que esto hará que las economías emergentes avancen en la lucha contra la contaminación. Y todo ello pese a la debacle financiera.

¿Cómo afecta la crisis en la lucha contra el cambio climático?

Al principio me parecía muy mala, pero ahora tengo dudas. Con la crisis le hemos perdido el respeto a las grandes cifras. Ahora se habla de billones con gran facilidad. Y eso hace que los fondos implicados en medioambiente y en la lucha contra el cambio climático--se dice que se necesitarán 220.000 millones de dólares hacia el 2020-- se vean manejables. Además, por ejemplo, EEUU tiene un plan de estímulo cercano al billón de dólares, del que unos 160.000 millones estarían destinados a energías renovables. Además, pasada la crisis el tema subsistirá. De algún u otro modo es una redefinición del tipo de desarrollo que se va a tener.

¿Pero no puede pasar que todo se olvide cuando pase la crisis?

Puede pasar. Pero en EEUU, la media de emisión es de 22 toneladas por persona y en California, de 10. Y eso es porque las medidas que se tomaron por la crisis del 73 se mantienen. En consecuencia, cuando esto se toma en serio, se puede hacer de forma sostenida.

¿Qué ha cambiado en el papel desempeñado por EEUU?

La visión de cómo opera en el mundo. Ha visto que solo no puede resolver un conjunto de temas globales. Y el más importante es el calentamiento global. Pero tampoco puede hacerlo el resto del mundo sin EEUU. Obliga a un diálogo distinto. Esa forma de aproximarse a los problemas es un elemento muy importante para el futuro.

¿Y qué indicios lo sustentan?

Primero: en medio de la crisis fue ni más ni menos que Bush el que convocó al G-20. Y creo que el G-20 está a aquí para quedarse. Ahora es evidente que para los temas importantes no se puede olvidar ya a China o India y otros. Es un cambio profundo sin vuelta atrás. Hay una percepción de que un mundo más multilateral requiere instituciones multilaterales.

¿Y en cuanto al calentamiento?

El compromiso de Obama. No hace mucho estábamos a años luz de que en el Congreso de EEUU se discutiera reducir emisiones un 17% en el 2020 respecto al 2005--.el proyecto que aprobó la Cámara de Representantes. Dicen los expertos que ese porcentaje equivale al nivel de emisiones de 1990. Creo que se presenta un tipo de negociación distinto cuando un actor de tanto peso como EEUU dice que está dispuesto a avanzar, pero teniendo en cuenta que se acaba de sumar a la carrera.

¿Veremos pronto un mercado de emisiones obligatorio en EEUU como el europeo?

Sí. Y lo importante es que decidan poner un límite, aunque no sea tan ambicioso como el resto quisiera.

Para países en vías de desarrollo, no comprometidos a la reducción, propuso la fórmula de geometría variable. ¿A qué se refería?

No quieren que se les elimine la excepción a la obligatoriedad de reducir emisiones, pero son conscientes de que no pueden quedar indiferentes ante el avance de Estados Unidos. Se dan cuenta de que si es EEUU, más Europa, más Japón, más Canadá... Hay un mundo desarrollado que se toma en serio este tema, y que en el futuro tomará medidas respecto aquellos productos que vienen de países que no se lo han tomado en serio.

¿Medidas, de qué tipo?

La economía puede intervenir. Por ejemplo, un país es gran consumidor mundial de cobre, pero para los usuarios finales, puede decidir diferenciar su producto como el que produce menos emisiones. Y ello requeriría poner un determinado sello a una materia prima que, inicialmente, era indiferenciada. Eso es una cosa dentro del ámbito del sector privado. Es como quien quiere competir con alimentos orgánicos, que son más caros por esa distinción. Estamos en el paradigma verde, al que tenemos que acostumbrarnos.

¿Qué efecto puede producir?

Cuando eso es así, el mundo en vías de desarrollo se da cuenta de que le pueden imponer gravámenes a las exportaciones. En ese contexto creo que va a haber un avance más significativo por parte de los países en vías de desarrollo. Cada país hará su aportación, uno vía menos deforestación, otro por otra vía. La cosa cambia tanto que incluso un negociador importante me dijo hace poco: "Mire, si esto lo firma el señor Obama, me basta".

¿Y todo esto tenemos que resolverlo en la cumbre de Copenhague en diciembre?

No me extrañaría que quede mucha letra pequeña para resolver después, pero ciertas directrices básicas saldrán de ahí.

¿Hemos avanzado de forma sustancial en la lucha contra el cambio climático?

No, pero sí que hemos avanzado en que no es posible fracasar en la cumbre y en que un actor tan importante como EEUU ahora está jugando en serio y en que hoy ya nadie discute --ninguna voz seria-- la antigua controversia científica sobre si el cambio climático es consecuencia de la mano del hombre.

¿Funcionan los mecanismos de desarrollo limpio (MDL) para los países en vías de desarrollo?

El problema es que ahora el grueso de los recursos tienden a concentrarse en países grandes como China. Y eso deja al margen a los pequeños. Hay que buscar la forma de crear paquetes y venderlos, pero como se ha comprobado, hay que tener cuidado con tener demasiada imaginación financiera.


Gracias:
AGUSTÍ SALA, BARCELONA
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