miércoles, 30 de enero de 2008

CARNAVAL

Eucaristía de la alegría y el placer

(Foto: Tenerife)

A través de esta fiesta de los sentidos, muchos pueblos del mundo celebran la victoria de la vida y las delicias mundanas. Para los mexicanos, esta celebración contribuye al fortalecimiento de nuestro vínculo con tradiciones culturales previas a la Conquista.

Siendo una de las fiestas más atractivas del mundo por su espectacularidad, su derroche de color, música y fantasía, así como por su exaltación de los valores propios del placer, la sensualidad y el ocio, el Carnaval es también un tiempo que evalúa la permanencia contemporánea de ciertos ritos y costumbres previos a la llegada del cristianismo.

Para muchos pueblos de la antigüedad, los actos y ceremonias que exaltaban el poder creador de la naturaleza, tenían también como misión robustecer su idea de comunidad y establecer un diálogo con los dioses, quienes tenían el poder de bendecír el trabajo que la comunidad efectuaba para obtener los frutos que eran necesarios para su supervivencia.

Al generalizarse la importancia de la agricultura como pieza clave del sustento de los grupos humanos, cada cultura estableció su propio tiempo de cosecha, el cual coincidía con la llegada de la primavera, la cual estaba asociada con la fertilidad y la abundancia, y que por ello debía ser exaltada y celebrada.

Durante el auge del Imperio Romano, tales actividades se volvieron comunes a todos los pueblos de Europa, Medio Oriente y norte de África, en los cuáles comenzaron a proliferar no sólo las fiestas y banquetes con los que se agradecía a los dioses los bienes recibidos, sino también los ritos en los que el desenfreno sexual formaba parte del ceremonial de las fiestas grecolatinas, al cabo de las cuales la vida de la comunidad volvía a la normalidad.

Este tiempo fue conocido como de Currus Navalis, el cual etimológicamente se refiería al tiempo en el que los pueblos dedicaban sus cantos y ceremonias al dios principal, el cual era paseado a bordo de un barco con ruedas a cuyo paso se efectuaban bulliciosas manifestaciones públicas de agradecimiento por las cosechas, tales como cantos y danzas.

Al imponerse la religión cristiana sobre el politeísmo grecoromano, el bagaje de rectitud y moralidad doctrinal de la primera, se opuso al sentimiento de decadencia y libertinaje del mundo romano, condenando las prácticas paganas en las que se deificaba a la naturaleza, aunque muchas de ellas sobrevivieron en el medio rural, donde la actividad agrícola era fundamental para la vida de estos pueblos.

Durante la Edad Media, la hegemonía de la Iglesia Católica permitió que en las comunidades rurales surgiera una cultura ecléctica en la que la costumbre de celebrar la época de cosecha antecediera la época de recogimiento y austeridad conocida como Cuaresma, en la cual quedaba prohibido el consumo de carne y las prácticas sexuales, predicándose la abstinencia y el ayuno, una actividad que vulgarmente era conocida como Carne Vale o “Adios a la carne”.

En la misma Italia, durante el Renacimiento, las actividades propias del Carne Vale fueron exportadas a las ciudades donde el comercio había favorecido la aparición de nuevos sectores sociales como la burguesía, tales como Venecia, donde comenzaron a celebrarse los fastuosos bailes de máscaras que hoy en día marcan el inicio del Carnaval.

Para el siglo XVIII, las mascaradas se popularizaron en diversas ciudades de Francia y España, siendo en la primera donde se aplicó por primera vez el término de Mardi Gras o martes de la carne, para referirse al día anterior al Miércoles de Ceniza, que litúrgicamente marca el inicio de la Cuaresma, y que hoy sigue siendo una fiesta muy popular en lugares como Nueva Orleans, en los Estados Unidos.

Los carnavales en MéxicoFue a través del dominio que España ejerció sobre las colonias establecidas en América, que la costumbre de celebrar el Carnaval se extendió por todo el continente, instituyéndose también la tradición de las mascaradas como parte del ceremonial propio del tiempo de Carnaval.

Pero no sería sino hasta el siglo XIX, gracias a los movimientos independentistas, cuando el mestizaje cultural surgido de la mezcla entre costumbres europeas, indígenas y africanas, permitieron el florecimiento de los carnavales, los cuales fueron enriquecidos por obra de la diversidad cultural presente en cada región de México.

Es de esta manera como aún en la actualidad, junto a los tradicionales desfiles de carros alegóricos y a las ceremonias de coronación de los reyes del Carnaval, se presentan espectáculos dancísticos cuya influencia se vincula a la de la cultura afroantillana (Veracruz), o bien a la de los mestizos, quienes una vez liberados del yugo español, lograron instituir la figura del chinelo como símbolo del carnaval en varios poblados del estado de Morelos.

De este modo, queda demostrado el vínculo que actualmente mantiene la cultura del Carnaval con el desenvolvimiento de la vida cotidiana de muchas comunidades, especialmente aquellas que como Mazatlán, Tlaxcala, Oaxaca y Campeche, sin olvidar a Veracruz y Morelos, han mejorado su situación económica gracias al turismo.

Gracias:
México desconocido
http://www.mexicodesconocido.com.mx/interior/index.php?p=nota&idNota=8225

FERTILIDAD EN ABUNDANCIA


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