Secreto del estado británico
(Dibujo: John Lennon)
El Gobierno británico siguió durante años los pasos de la banda de Liverpool
Es febrero de 1964 y los Beatles conquistan América. Suenan en Nueva York y Washington, se exhiben en el show de Ed Sullivan, un triunfo mundial para cuatro chicos de Liverpool. Desde aquellos días, sus vidas cambiarán para siempre. Y no sólo por la fama, la riqueza, el asedio de millones de fans enloquecidas. En aquel invierno de hace casi medio siglo, John, Paul, George y Ringo comenzaron a atraer la atención de mucha gente que quería saberlo todo sobre ellos. Por una parte, diplomáticos que desde la Embajada envían informes a Londres. Por otra, policías que recogen declaraciones para incluirlas en informes reservados. También, funcionarios del Ministerio de Hacienda que controlan sus cuentas hasta la última libra. Los nombres de los Fab Four acaban en los informes del Banco de Inglaterra, en la correspondencia del Foreign Office, en los ficheros de Scotland Yard.
Una voluminosa e inédita documentación sobre los Beatles se custodia en los archivos nacionales de Kew Gardens, a las afueras de Londres. Allí dentro hay muchas pistas de los ocho años de esplendor de la banda símbolo del siglo XX. Cuentan episodios pequeños y grandes, públicos y privados. Una falsa exclusiva durante su primer viaje americano. La trastienda de la breve gira de 1966, donde amenazaron con asesinarles. El intento de 1967 para comprar una isla en el Egeo.
El arresto por droga de John Lennon en 1968 o la querella por una exposición de dibujos eróticos en honor de Yoko Ono, cerrada por "obscena" en 1970. En Kew Gardens está también el acto final de su extraordinaria aventura: la carta de la querella que Paul McCartney -a comienzos de 1971, tras la disolución oficial del grupo- puso a sus tres ex compañeros. Todo este material ha sido recuperado en los últimos años de los archivos londinenses por el investigador Mario J. Cereghino.
El primer documento reconstruye un hecho ocurrido la tarde del 11 de febrero de 1964 en la Embajada británica en Washington, justo después de su concierto en la capital estadounidense. Días más tarde, un diputado pregunta al ministro de Exteriores "si hay intención de difundir una declaración oficial sobre el incidente ocurrido a los jóvenes entertainers conocidos como The Beatles".
Todo tenía su comienzo en un artículo del Daily Express. En la fiesta ofrecida por el embajador David Ormsby-Gore, los cuatro músicos se habían quejado de la seguridad. La noticia es un bulo, pero desencadena un "caso". Al Foreign Office cualquier cosa le pone nervioso. ¿Qué había pasado aquella tarde en la Embajada de su majestad? Que entre la multitud de fans que rodeaban el edificio, una chica de 18 años corta con unas tijeras un mechón de pelo a Ringo. Esta correría se convierte en objeto de un informe enviado a Londres.
Los Beatles dejan América y comienzan una gira por Europa y luego por Asia. En el verano de 1966 desembarcan en Japón. Su estancia en Tokio dura del 29 de junio al 3 de julio. Un par de semanas después, el encargado de Exteriores de la Embajada inglesa expide un documento a Londres. Allí se lee: "El verdadero problema ha estado en la seguridad. Los Beatles deben ser protegidos de las fans". Y desvela una sorpresa: "Los más peligrosos, en cambio, son los fanáticos opositores del grupo (...) que incluso les han amenazado de muerte". Luego informa: "La Operación Beatles dispuesta por la policía japonesa es similar a la de los Juegos Olímpicos de 1964... 35.000 policías, un costo completo de 30 millones de libras. Temo que acabarán por pasar al contribuyente japonés".
Informes desclasificados tachan a Lennon de obsceno y drogadicto
Por su parte, John Lennon y Yoko Ono tienen su propio capítulo en la crónica judicial. El 18 de octubre de 1968 son detenidos en su apartamento londinense, el número 34 de Montague Square, y acusados de "posesión de estupefacientes". Cannabis; 150 libras de multa.
Dos años más tarde, el 3 de marzo de 1970, un informe se refiere a lo ocurrido en enero de ese año en la London Arts Gallery de New Bond Street. Se trata de una investigación sobre "la muestra de litografías de Lennon" tras una denuncia presentada contra el propietario de la galería, el estadounidense Eugene Ivan Schuster. El caso empieza con George William Colmes, un jubilado que a las cinco de la tarde del 15 de enero se desfoga con el sargento de una comisaría: "Al pasar por delante de la galería me he dado cuenta de que se exponían los trabajos de John Lennon... He visto las litografías... Y me he quedado horrorizado. Eran caricaturas que reproducían relaciones sexuales de naturaleza repulsiva. Me ha disgustado francamente el hecho de que una mujer fuese retratada en semejantes posturas. Yo mismo me he sentido contaminado por la simple observación de esos dibujos. Si pienso que mi madre o mi mujer... me pregunto adónde ha ido la decencia". Al día siguiente, la policía denuncia por obscenidad al propietario de la galería, ordena su clausura y secuestra ocho litografías de tema sexual de las 14 de la muestra.
Las obras incriminadas son catalogadas en un informe de New Scotland Yard: "Las litografías ilustran la relación de Lennon con Yoko Ono, su matrimonio y su consecuente actividad sexual". Y baja a los detalles: "Los dibujos describen los siguientes actos: 1. Yoko Ono hace una felación a John; al dorso está el título: El instrumento de John en la boca de Yoko. 2. John le hace un cunnilingus a Yoko. 3. John tiene relaciones sexuales con Yoko; al dorso leemos: 'John posee a Yoko por detrás'. 4. Alguien ejecuta un cunnilingus a Yoko mientras otra figura le besa el seno. 5. Las otras cuatro litografías contienen a Yoko en una posición en la que exhibe la vagina".
Un último documento encontrado en New Gardens proviene del Tribunal Supremo. Es el proceso de Paul McCartney contra sus tres ex compañeros, después de la disolución del grupo a finales de 1970. Estas cartas llevan fecha del 9 de agosto de 1972 y recogen los royalties recibidos por John, Paul, George y Ringo en los dos años anteriores. Números, cuentas, balances, las fabulosas ganancias de aquellos cuatro chavales salidos de la working class de Liverpool.
Gracias:
ATTILIO BOLZONI
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