lunes, 18 de agosto de 2008

Naturaleza

Objetivo: La Tierra


(Ilustración de Don Davis/El 9 de diciembre de 1997, un gran meteorito penetró la atmósfera sobre el suroeste de Groenlandia. Aparentemente, nunca tocó la Tierra)
Los asteroides y los cometas en el espacio cercano representan una amenaza constante para nuestro planeta. ¿Podremos evitar la catástrofe la próxima vez?
El primer indicio de la amenaza no era más que un diminuto punto en la imagen de un telescopio plagada de estrellas.

Poco después de las 9 p. m. del 18 de junio de 2004, cuando anochecía, en el Observatorio Nacional Kitt Peak, en Arizona, David Tholen buscaba asteroides en un punto ciego astronómico, justo dentro de la órbita terrestre, donde el resplandor del Sol puede inundar los telescopios. Tholen, astrónomo de la Universidad de Hawai, sabía que los objetos que se esconden ahí a veces pueden cambiar su rumbo y dirigirse a la Tierra. Para contar con ayuda adicional, había reclutado a Roy Tucker, un ingeniero amigo suyo, y a Fabrizio Bernardi, un joven colega de la universidad. Mientras miraban la pantalla de la computadora, aparecieron en rapidísima sucesión tres fotografías de la misma franja del cielo tomadas con unos minutos de diferencia. “Aquí lo tienes”, dijo Tucker, señalando el conjunto de pixeles blancos que se movían de un cuadro a otro.

Tholen informó del avistamiento al centro de planetas menores de la Unión Astronómica Internacional, centro recolector de datos sobre cometas y asteroides. Él y Tucker esperaban echar otra ojeada esa misma semana, pero el cielo nublado lo impidió y después el asteroide desapareció de vista.

En diciembre de ese año, cuando los astrónomos lograron localizarlo otra vez, se dieron cuenta de que tenían un problema. La roca, más grande que una cancha deportiva, se acerca peligrosamente a nuestro planeta de manera periódica cada cierto número de años. A medida que los informes llegaban a ese centro, el asteroide, llamado Apofis en honor al dios egipcio del mal, parecía cada vez más siniestro. “El peligro de impacto seguía aumentando”, dice Tholen. Para Navidad, los modelos predecían una probabilidad de 1 en 40 de que Apofis se estrellaría contra la Tierra el 13 de abril de 2029 y la alarma llegó al público.

Entonces, el 26 de diciembre de 2004, ocurrió una catástrofe real: el tsunami del Océano Índico. El público se olvidó de Apofis. Mientras tanto, los astrónomos buscaron en los archivos imágenes anteriores del asteroide. Esta información adicional permitió a los científicos calcular la órbita, y descubrieron que en realidad su paso por las cercanías de la Tierra en 2029 no representará un peligro. Pero no pudieron descartar una remota posibilidad de que la siguiente vez, el domingo de Pascua de 2036, se produzca un impacto de efectos catastróficos.
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