¡Qué curvas, Argelia!
(Foto: fungi.org)
El Magreb es la zona del norte africano que engloba Marruecos, Túnez y Argelia.
Este último, Argelia, es un país de gran belleza natural y crisol de antiguas culturas que dejaron un gran legado a los habitantes actuales de ese territorio
No es un destino para lunamieleros o principiantes, Argelia representa un reto para el viajero experimentado o para quien se siente con agallas y desea consagrarse como aventurero de una vez por todas.
Para empezar, el viaje dura unas 15 horas en el mejor de los casos, pues no existe vuelo directo, las escalas posibles desde México son Barcelona, Londres y sobre todo París, pues Francia mantiene un contacto constante con éste que fue territorio galo hasta 1962.
El vuelo deja la Ciudad Luz y en dos horas atraviesa el Mediterráneo, pasa sobre las Baleares y al llegar a la bahía de Argel, la capital, la vista aérea me hace imaginar lo que los navegantes fenicios, romanos, árabes y españoles encontraron al desembarcar. Una urbe llena de edificios blancos escalando las montañas que encaran al mar .
El contraste con lo que vivimos en México es fuerte e inmediato. Mujeres con el rostro cubierto, torres de mezquitas que llaman tres veces al día a la oración, tradiciones o supersticiones que pueden resultar en la aceptación social o ser mal visto en un círculo de personas. Como ejemplo: silbar una melodía para los argelinos significa mala suerte, así que hay que evitar traer alguna canción en la cabeza y externarla de ese modo.
Las nuevas generaciones empiezan a hablar inglés, así que no es común hallar algún argelino angloparlante, sobre todo fuera de la capital. Argelia habla una variante dialectal del árabe y un francés con fuerte acento.
A cambio, el viajero recibe una oleada de emociones, de nuevas sonoridades como la música rai –la más en boga en el país que invade el ambiente–, las comidas tradicionales como el cus-cús y otras sorpresas que este interesante país reserva para quien se atreve a visitarlo.
Gracias:
Redacció, El Universal
http://www.eluniversal.com.mx/articulos/57305.html
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