FOTOGRAFÍA
UN ARTISTA ENTRE DOS MUNDOS
(Fotos: TEXTO: ISABEL LAFONT / FOTO: SHIRIN NESHAT, FEATURE FILM STILL, WOMEN WITHOUT MEN, 2009, COPYRIGHT SHIRIN NESHAT, COURTESY GLADSTONE GALLERY, NEW YORK)
UN FILM NARRATIVO
El Museo Reina Sofía de Madrid proyecta hoy y mañana Women without men, primer filme narrativo de la artista iraní Shirin Neshat, León de Plata a la mejor dirección en la pasada Mostra de Venecia.
Contradicciones
Hay biografías que obligan a un estado de constante resolución de contradicciones. La de Shirin Neshat (Qazvin, Irán, 1957) es una de ellas. Mujer, iraní y en el exilio. Tres ingredientes de una vida que se han convertido en argumentos para una artista que en 1999 recibió reconocimiento internacional al ganar el León de Oro en la Bienal de Venecia.
Discurso bipolar
Su obra, construida con la fotografía y el vídeo como medios, es un discurso bipolar en el que lo masculino se enfrenta a lo femenino, oriente a occidente, la religión a laicidad. "Mi trabajo es el resultado de una dicotomía, de una conversación entre yo y el mundo, de mi constante cuestionar lo que hay fuera de mí, de esa navegación entre lo individual y lo social. Ése es el núcleo de mi trabajo y es una proyección de mi vida", explicaba la artista desde Nueva York el pasado sábado.
El 3 y 4 de marzo, puede verse en el Museo Reina Sofía la película Women without men, basada en la novela homónima de la escritora iraní Shahrnush Parsipur, la primera incursión de esta artista afincada en Nueva York en el cine narrativo. Con ella ganó el León de Plata a la mejor dirección en Venecia el pasado septiembre.
Biografía azarosa
Neshat abandonó Irán en 1975, apenas dos años antes del inicio de la revolución islámica que llevó al ayatolá Jomeini al poder y no regresaría hasta 1990, un año después de la muerte de éste. Desde su exilio, la artista fue testigo de la crisis de los rehenes estadounidenses (1979-1980), la guerra entre Irán e Irak (1980-1988) o el escándalo Irán-Contra (1983-1988). Aunque se graduó en arte en la Universidad de California en Berkeley, no fue hasta 1990, tras su viaje a Irán, cuando su producción artística despega. Ese Teherán ya no era la ciudad culta, burgués y sofisticada de su infancia. Y, sobre todo, las mujeres, sin distinción de clase ni condición, estaban obligadas a esconderse bajo el chador. De este choque cultural salió su serie fotográfica Mujeres de Alá. La potencia de las imágenes no lleva a engaño. Son fotografías del rostro, los pies o las manos -las únicas partes del cuerpo que la ley islámica iraní permite mostrar- de la propia Neshat, sobre las que escribe poesía farsi de dos autoras iraníes. En todas ellas asoma el cañón de un arma de fuego.
Superar límites
Pero Neshat quiso superar los límites de la fotografía: "Me cansé de que se me identificara como fotógrafa en blanco y negro. Necesitaba un reto y empecé a experimentar en vídeo. Es una experiencia visual, sonora, coreográfica, que tiene infinitas posibilidades que la fotografía no permite. Me gusta la idea de que la música sustituya al lenguaje, la poesía de la imagen en movimiento, poder contar historias y capturar al público, aunque sea por unos momentos, en ese universo".
En 1996 realizó su primer vídeo, Anchorage, y en 1999, con Rapture, consiguió el León de Oro en la Bienal de Venecia de ese año. En 2004 empezó a trabajar en una serie de cinco vídeos inspirados en otros tantos personajes de Women without men. En la actualidad pueden verse dos de ellos, Munis y Faezeh, ambos de 2008, en la galería La Fábrica de Madrid.
Un público más amplio
El paso a la película con una narrativa cinematográfica respondió al deseo de Neshat de llegar a un público más amplio: "Mucha gente no vendría a una galería o a un museo a ver mis piezas, pero sí iría al cine", dice. "El principal reto fue cómo desarrollar un lenguaje cinematográfico siendo fiel a mi vocabulario estético. Cómo desarrollar los personajes, mantener el hilo de la historia y mantener la atención del público durante hora y media". Las protagonistas del libro de Parsipur, autora que ha sufrido la cárcel en Irán, son mujeres atrapadas por razones distintas por su condición de mujeres -una prostituta, una joven a la que una violación desbarata sus sueños de matrimonio, una joven con aspiraciones políticas, una mujer madura asfixiada en un matrimonio fallido- y que acaban por encontrar la libertada en un jardín mágico.
La política iraní
Todo ello sucede en el verano de 1953, cuando un golpe de estado auspiciado por Estados Unidos y Reino Unido depuso al gobierno de Mossadegh, colocó en el poder al Sha Mohamed Reza y alimentó un descontento anticolonialista y nacionalista que desembocó en la Revolución Islámica. "Lo que pasó en 1953 es lo mismo que pasó el verano pasado: los iraníes siempre han luchado por una cierta idea de democracia", dice la artista, que declara abiertamente su rechazo al régimen Ahmadineyad: "Para un iraní, es casi imposible dejar a un lado la política. Yo no puedo ir a mi país, no puedo ver a mi familia. La política es una parte integral de los iraníes, estén dentro o fuera de Irán". Consciente de la visibilidad que le permite su condición de artista, durante la pasada Mostra de Venecia vistió el color verde que simbolizó las protestas que durante el verano llenaron las calles de Teherán de iraníes en demanda de reformas políticas: "Es una bendición ser artista y saber que no sólo estamos para entretener a la gente. Estamos en primera línea y nuestras voces se pueden oír. Tenemos un cierto poder para inspirar a la gente. El Gobierno iraní puede prohibir mi trabajo, pero durante la Mostra la gente en Irán pudo vernos vestidos de verde a través de la televisión por satélite".
Gracias:
elpais.com
http://www.elpais.com/fotogaleria/cultura/artista/mundos/elpgal/20100303elpepucul_1/Zes/1
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