Arte español en Gran Bretaña
(Pintura: Joseph Crawhall)
En el siglo XX no había colección importante sin un par de obras españolas.
150 obras cuentan el desarrollo del coleccionismo de arte español
La Galería Nacional de Escocia redescubre el impacto que produjo la cultura española en Gran Bretaña durante el siglo XIX y principios del XX. Del 18 de julio al 11 de octubre se podrá ver en la sede de la Royal Scottish Academy de Edimburgo 'The Discovery of Spain: Artistas y Coleccionistas británicos entre Goya y Picasso'.
Como anticipo a la gran muestra que la National Gallery de Londres prepara sobre el Arte Español del Siglo de Oro para el próximo otoño, la pinacoteca nacional escocesa indaga sobre la fascinación que los británicos, tanto ingleses, irlandeses y escoceses han sentido por todo lo español desde las guerras napoleónicas, hasta la Guerra Civil.
A través de cerca de 150 obras significativas, tanto de artistas españoles como de pintores británicos que se inspiraron en nuestra cultura, se cuenta como se ha desarrollado el coleccionismo de arte español en este país.
Dicen que todo comenzó con el retrato que Goya le hizo de prisa y corriendo al Duque de Wellington en 1812. Un año más tarde se convertiría, casi por accidente, en el primer gran coleccionista de arte español al quedarse con el botín de más de 200 obras de las colecciones reales que José Bonaparte se llevaba en su huida de España, y que Fernando VII luego le regalaría.
En realidad, ya hacía unos años que algunos ingleses se habían fijado en lo peculiar de la cultura española, abandonando la italiana que, hasta ese momento, concentraba todo el interés de los eruditos británicos. Entre ellos destacan algunos escoceses encabezados por David Wilkie que, casi de forma paralela a Goya, pinta la España 'negra' de las guerras napoleónicas. Unas obras que, a su vuelta a Londres, impresionan al público británico, siendo adquiridas en gran parte por el rey Jorge IV que comienza a aficionarse por todo lo que proviene de España.
Murillo les muestra a Velázquez
Muy pronto, a través de ventas de particulares y subastas, los coleccionistas británicos se hacen los grandes expertos en Murillo, sin duda uno de los artistas más populares y apreciados en este país a mediados del siglo XIX. A través de él no tardan en conocer a Velázquez, sobre todo el de la época sevillana, de la que se ha incluido en la muestra 'Vieja friendo huevos'.
(Pintura: Diego Rodríguez de Silva y Velázquez)
Entre esos coleccionistas privados destaca el escocés Sir William Stirling Maxwell, que no sólo se hace con una de las mayores colecciones de arte español fuera de nuestras fronteras (a su muerte cedería parte de ella a la ciudad de Glasgow, que desde entonces la expone en su antigua residencia de Pollock House), sino que escribe el primer gran estudio en inglés sobre Velázquez en 1855. Una de las obras más emblemáticas de esta muestra es, sin duda, 'La Dama del Armiño' de El Greco, que adquiriría de la colección del rey Luis Felipe de Francia. Pero no sólo se fijaría en artistas mayores donde no falta un espléndido Zurbarán, sino en infinidad de artistas de segundo rango que daría a conocer en Gran Bretaña.
A lo largo del siglo XIX, otros pintores escoceses como David Roberts, John Phillip o Arthur Melville, viajarían una y otra vez a nuestro país, enamorándose no sólo de nuestros paisajes y costumbres sino terminando mimetizados por el país, como Philip, que se hacía llamar el español.
Más adelante, otros como el prerrafaelista John Everett Millais o James McNeill Whistler tomarían a Velázquez como su maestro espiritual a la hora de enfrentarse con el retrato. A principios del siglo XX no había colección pública importante del país que no tuviera al menos un par de obras españolas.
Más adelante, otros como el prerrafaelista John Everett Millais o James McNeill Whistler tomarían a Velázquez como su maestro espiritual a la hora de enfrentarse con el retrato. A principios del siglo XX no había colección pública importante del país que no tuviera al menos un par de obras españolas.
El segundo episodio importante en esta singular historia de amor entre Gran Bretaña y el arte español se produce durante la Guerra Civil (quizás no sea una casualidad que esta muestra se inaugure un 18 de julio), cuando el Guernica de Picasso impresiona de tal forma que produce una nueva oleada de coleccionismo y una intensa influencia entre numerosos artistas británicos, como Edward Burra, que cambia desde ese momento su estilo pictórico.
Gracias:
Javier Mazorra Madrid
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