La filantropía
(Foto: EFE/Página del testamento de Händel en la que éste explica que deja una copia de su oratorio 'El Mesías' al hospital)
La filantropía de Händel en el 250 aniversario de la muerte del músico pone de actualidad el museo de los niños expósitos de Londres
La celebración a lo largo del próximo año del 250 aniversario de la muerte de Georg Friedrich Händel pone de actualidad al Foundling Hospital de Londres, hoy convertido en museo, lugar al que el gran compositor del barroco estuvo muy ligado en sus últimos años.
Händel (1685-1759) y su contemporáneo, el pintor satírico británico William Hogarth (1697-1764) son dos grandes artistas que dan esplendor a esa institución benéfica creada en 1739 por carta real para acoger a niños abandonados.
El músico alemán, que no tuvo hijos, siguió el ejemplo de otro gran maestro del barroco, el italiano Antonio Vivaldi (1678-1741), quien en la tercera parte del siglo XVIII logró convencer a muchos ricos y famosos para que visitaran y donaran dinero al orfanato de La Pietà en Venecia.
Händel, que unía a la condición de compositor de éxito la de empresario y filántropo (creó un fondo para apoyar a los músicos en declive y a sus familias), llegó a gobernador del hospital para expósitos, que se benefició económicamente de la interpretación en sus instalaciones de algunas de sus obras más famosas, sobre todo El Mesías.
El músico alemán consiguió recaudar para el hospital la suma, enorme para le época, de casi 7.000 libras gracias a los conciertos allí ofrecidos desde 1749, cuando dio el primero de carácter benéfico a fin de completar su capilla. En él se interpretó un nuevo himno creado especialmente para la ocasión, el titulado en inglés con el nombre de la institución: el Foundling Hospital Anthem. Fue tal el éxito que al año siguiente se planeó un nuevo concierto con su oratorio El Mesías para celebrar la donación al hospital del órgano de la capilla.
En vista de que, ante el interés despertado, muchos tuvieron que quedarse fuera por insuficiencia de espacio, se celebró un segundo concierto, de nuevo con El Mesías, y Händel aceptó volver a ofrecerlo todos los años, bajo su dirección o bajo la de un antiguo discípulo suyo.
En su testamento, que se conserva en el museo como oro en paño, el músico legó al hospital la partitura del famoso oratorio que tantas veces había interpretado y que tanto dinero había supuesto para la institución benéfica.
El pintor William Hogarth es el segundo personaje estrechamente vinculado al hospital, al que hizo donación de un retrato del fundador, el capitán de la Marina Thomas Coram.
Tras vivir varios años en América se escandalizó a su regreso de la cantidad de niños abandonados que había en Londres y no descansó hasta convencer al rey Jorge II de que debía firmar la carta fundacional del hospital.
A comienzos del siglo XVIII, se calcula que alrededor de mil niños eran abandonados anualmente en las calles de la capital británica. Cuando se creó el hospital, muchas madres llevaban allí personalmente a sus criaturas e incluso hacían cola mientras se sorteaban las plazas, ya que sólo se admitían 20 al año.
Hogarth no sólo se hizo cargo personalmente junto a su mujer de alguno de los niños abandonados, sino que diseñó el escudo de armas y tal vez, según se cree, los uniformes de los incluseros. Además, convenció a otros famosos artistas para que donasen también pinturas y esculturas al hospital, de modo que esa institución se convirtió en la primera en la que los creadores de este país exhibieron de modo público y permanente su producción, algo que inspiraría la creación en 1768 de la Royal Academy of Arts.
En los casi dos siglos en los que estuvo funcionando (no se cerró hasta 1926), hasta 27.000 niños abandonados pasaron por esa institución que durante el reinado de Jorge II estuvo de moda entre la alta sociedad, que frecuentaba sus conciertos y exposiciones, como una forma de demostrar su refinamiento artístico y su filantropía
Gracias:
EFE - Londres
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