SEXY RELATO
(Ilustración: Luci Gutiérrez)
'Tu voz me excita'
Voy a confesaros una cosa: tengo un enganche telefónico con un tipo de Sistemas.
Antes de que me despidan, tengo que aclarar que no se trata de sexo. Es que, desde que tuve una avería en el ordenador hace un par de semanas, no puedo resistir la tentación de imaginar pequeñas “disfunciones” en mi equipo de trabajo para tener una excusa con la que amarrarle al otro lado del teléfono mientras me soluciona el entuerto.
Tiene una de esas voces graves, joven, un poco rocosa (a medias entre Constantino Romero y Ramón Langa, el actor que dobla a Bruce Willis) y, desde la primera llamada que me cogió, se me erizó la piel de tal forma que tomé inmediatamente nota de su nombre y su puesto de trabajo y desde entonces sólo pregunto por él.
-"Hola, buenos días, le atiende la posición 41**. Mi nombre es Carlos, ¿en qué puedo ayudarla?”.
¡Guau! Creo que no había oído nada más sexi en mi vida (no por la frase, obviamente, me hubiera dado igual que me hubiera recitado la lista de la compra o la escena del sofá de Don Juan Tenorio).
Habrá quien piense que lo mejor sería dejar este enganche imaginario, tirarme al monte y pedirle una cita (o suplicarle que venga a revisar el equipo en persona), pero de toda la vida se ha dicho que, “si la voz del locutor te enamora, no te pases por la emisora”, y yo soy muy fiel a mis refranes.
De todas formas, creo que debe de ser mutuo porque, lejos de molestarle lo que es claramente un abuso de su disponibilidad, recibe todos los días mi llamada casi con la misma alegría con la que yo le llamo. Hoy, cuando le he pedido disculpas por el exceso de trabajo que mis pequeños sabotajes le ocasionaban, me ha respondido:
-”No se preocupe, es un placer. Además tiene una voz muy bonita”. ¡Toma ya!
Una vez, un profesor de teatro me dijo que tenía una de esas voces graves de mujer perfectas para los programas nocturnos de confesiones y para las líneas eróticas. Y vive Dios que he explotado bien esta faceta (gratis, claro). Todos mis novios se han llevado siempre un gran recuerdo de mis llamadas nocturnas; pocas ha habido que no han terminado en una profusa y celebrada eyaculación.
Por desgracia, al contrario no siempre he tenido la misma suerte. Y es que yo he oído de todo: desde novios con voces de barítono que me volvían del derecho y del revés con sólo decirme lo que pensaban hacerme, hasta verdaderas voces blancas que, antes de pasar por mi cama, durante una temporada incierta me hicieron pensar si el interesado no sería un castrato.
El caso es que está demostrado que hay voces para la ternura y voces para el sexo. Yo tuve un novio que era un experto imitador capaz de llevarme del enfado al orgasmo casi sin tocarme, sólo cambiando las voces y soplando suavemente en sitios estratégicos de mi cuerpo.
En el otro extremo, tengo un follamigo, Óscar, al que siempre parece a punto de cambiarle la voz o de quedarse sin ella: es abrir la boca y por ahí le sale gallo tras gallo. Al final, después de dos o tres ataques de risa, decidimos que, cuando quedáramos para echar un polvo, en cuanto nos quitáramos la ropa se acababan las palabras. Así es que follamos como mudos desesperados en sesiones eróticas en las que todo hay que adivinarlo por los gemidos de aprobación del otro. Y oye... también tiene su encanto.
Últimamente, cuando viene a casa aprovecho y doy rienda suelta a una de mis fantasías auditivas más antiguas: Bruce Springsteen. Pongo su música y me dejo llevar.
Sí, lo confieso: la voz de El Jefe me pone. Me excita hasta límites poco confesables. Hace unos años fui con Elena a un concierto suyo al Bernabéu y pensé que me daba algo escuchándole entre tanto hombre sudoroso y guapo. Y yo condenada a oírle y a mirar sin atreverme a tocar(me) nada, con el cuerpo en tensión atenta a cada roce por si alguno era un poco más que fortuito. Fue mágico, enloquecedor y tan excitante que mi sexo despertó al oír su voz. En memoria de aquel día, a veces me pongo sus cds de hilo musical mientras me doy alguna alegría solitaria en el sofá.
Pero mucho, mucho mejor es cerrar los ojos mientras Óscar va trepando beso a beso, muerdo a muerdo por mis piernas y Bruce se desgarra la garganta en nuestro honor.
De hecho, hace poco me tomé la molestia de hacer una selección especial y os aseguro que estoy deseando que venga esta noche a casa para probar con él la nueva combinación estratégica de Secret Garden, Fire, My Hometown, Brilliant Disguise, Streets of Philadelphia, Blood Brothers, Cross My Heart...
Gracias:
Pandora Rebato
http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/lacamadepandora/2010/06/10/tu-voz-me-excita.html
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