jueves, 17 de septiembre de 2009

ARTE 7

El sesgo político en el arte de la Independencia


(Ilustración: Archivo)

Iturbide, Hidalgo, Morelos o Guerrero, los héroes fueron más o menos pintados y exhibidos según el gobierno de turno
Como una india con penachos de plumas, con aspecto de matrona y rodeada por Miguel Hidalgo y Agustín de Iturbide, fue representada la naciente nación durante la primera mitad del siglo XIX.

Ésta y otras alegorías a la patria se hicieron comunes una vez que México consumó su independencia. Con unos u otros personajes o con símbolos como el águila, la corona de laurel y frutas que mostraban abundancia, se fue construyendo con la pintura el rostro del país, en sus primeras décadas de libertad.

Óleos, figuras en cera, grabados y -desde la segunda mitad del siglo XIX- esculturas y monumentos fueron las técnicas a las que los artistas -muchos anónimos- acudieron para representar acontecimientos y personajes.

Si bien en una primera etapa Hidalgo e Iturbide eran representados a la par, los diversos gobiernos que conoció México a lo largo del siglo XIX determinaron que uno u otro figurara más o menos. Así, el arte daba cuenta de una versión de la historia según la ideología en el poder.

Es escasa la pintura que con certeza se puede decir que se creó en los tiempos de la Independencia misma, pero de fechas posteriores se tienen muchas piezas de arte en el país.

Son los museos Nacional de Historia del Castillo de Chapultepec, el Nacional de Arte y el de las Intervenciones -en la ciudad de México-, así como el Museo Casa de Hidalgo en Dolores Hidalgo, los recintos donde se conserva la mayor cantidad de obra en torno a la Independencia, generada en el siglo XIX.

Así lo explica el historiador de arte Fausto Ramírez, investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, quien detalla que en un primer momento predominaron las pinturas en torno a Hidalgo e Iturbide; luego estarían las de José María Morelos y, en menor cantidad, las de Vicente Guerrero, Mariano Matamoros y los Bravo.

Cuenta que fue a partir de los años 50 cuando los sucesos se registraron en el arte contemporáneamente. La excepción, consideran los estudiosos, es una pintura de José María Morelos y Pavón, que se guarda en Museo Nacional de Historia, pintada en 1812, por un artista indígena de Oaxaca, cuando “el generalísimo” estuvo allá. En la sala de la Independencia de dicho museo la pintura de Morelos es presentada con una cédula que explica que el cuadro fue pintado por “El Mixtequito” y que “según la tradición, Morelos posó para tal obra”, pero prácticamente todo lo demás fue representado pasados los hechos, sin que el artista en cuestión estuviera en el lugar o ante el personaje histórico.

(La patria mexicana/La patria como portada de los libros de texto gratuito creados durante el sistema de partido dominante en México en el siglo XX)


“Se pintaron muy diversos momentos, por ejemplo el grito de Dolores, la batalla del Monte de las Cruces, la entrada triunfal de Iturbide a la ciudad de México, el 27 de septiembre en 1821 que es el momento del triunfo. No fue muy usual en la pintura representar los momentos finales de Hidalgo, la aprehensión, el fusilamiento, pero en grabado la estampa fue más rica en sus representaciones. En grabado están las muertes de Hidalgo y Morelos, por ejemplo”.

Dos hombres muy pintados

Dos personajes fueron los más recurridos, Hidalgo e Iturbide. Consumada la Independencia, Iturbide apareció en muy diversas piezas, sin embargo, hacia la segunda mitad del siglo XIX dejó de aparecer, a la par de la llegada de los gobiernos liberales al poder.

“Iturbide es relevado por Hidalgo, sobre todo a partir de los años 50 del siglo XIX; entonces se multiplican las representaciones a Hidalgo. Entre celebrar a Hidalgo o a Iturbide hay un sentido ideológico clarísimo: para los conservadores, Iturbide fue el héroe de la Independencia porque logró consumarla, porque no atizó la lucha de clases, sino la unión entre españoles y novo hispanos, porque tenía la religión como uno de los elementos fundadores de la nacionalidad. A Hidalgo lo asociaban con la destrucción, los saqueos, los robos y la sangre que toda revolución entraña”.

Con los gobiernos liberales se recuperó al Padre de la Patria y de manera paralela se fueron creando proyectos de monumentos y esculturas; la primera fue la dedicada a Hidalgo en Toluca.

Años más tarde, Porfirio Díaz decretó la creación de una serie de monumentos dedicados a Cuauhtémoc y a los que defendieron Tenochtitlán; a Hidalgo y a los héroes de la Independencia y a Juárez y los impulsores de la Reforma. Se construyó el de Cuauhtémoc y, para las fiestas del centenario, se concretó la columna de la Independencia.

“La historia siempre ha servido como instrumento de legitimación de las ideas de un régimen, explica el investigador que fuera uno de los curadores de la muestra Los pinceles de la historia, que diversas instituciones presentaron en el Munal hace una década.

“Para los años 50 aún no había una visión hegemónica de la historia, es cuando ésta se concreta que se pueden ejecutar muchos proyectos escultóricos, puesto que no está en disputa el mérito de determinados héroes. Cada momento plantea sus problemas y por eso se mandan a hacer determinadas obras”.

Ya en el siglo XX, por todos lados se encuentra escultura: “tanto el gobierno nacional como los locales consideran a la historia como un elemento indispensable de integración, se enseña desde la primaria y es fundamental como elemento de identidad nacional”.

Sin embargo, el investigador cuestiona la forma como muchas de esas obras, en especial las pinturas, llegan a los estudiantes vía los libros de texto: “los historiadores del arte tenemos cierta desconfianza de cómo ha sido utilizada la imagen porque la toman como ilustración. No importa cuándo fueron pintadas las cosas, tampoco el contexto en que se hicieron o la ideología que estuvo atrás. Se las presentan al estudiante como una secuencia de imágenes aparentemente sin tensiones, verídicas, pero esa no fue la realidad; parecería que fueron pintadas en los momentos en que ocurrieron las cosas, entonces su uso es inadecuado”.


Gracias:
Sonia Sierra El Universal
http://www.eluniversal.com.mx/cultura/60507.html
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