LA CAMA DE PANDORA
'El verano de Pandora, de la A a la Z'
Este año he elegido como libro de cabecera para las vacaciones el Diccionario de la Real Academia Española, sólo que hay algunos términos que no acaban de convencerme…
AFRODISÍACO: "Que excita o estimula el apetito sexual". A mí, por ejemplo, me ponen algunos perfumes, y el olor a cloro de las piscinas sobre la piel de la espalda de un joven. Siguiendo esta definición diría que los principales afrodisíacos del verano son los socorristas. Comprobado: donde se ponga un socorrista con sus gafas de sol, su cuerpo bronceado y su gomina (¿por qué se ponen gomina si se van a tirar al agua?) que se quiten las ostras, la paella (que se me repite un montón), la canela, los aguacates y el chocolate.
AMOR: "Sentimiento que mueve a desear que la realidad amada, otra persona, un grupo humano o alguna cosa, alcance de los que juzga su bien, a procurar que ese deseo se cumpla y a gozar como bien propio el hecho de saberlo cumplido". Y tal y tal... Pero, a lo que vamos, mejor se ajusta la segunda acepción: "Atracción sexual". Porque llegan las vacaciones y nos ponemos el cuchillo entre los dientes y nos gustan casi tod@s. Hasta el tipo del chiringuito que sólo te sonríe para que le dejes más propina. El amor de verano dura lo que duran las vacaciones, como debe de ser. Recuerdo con escalofríos la insistencia de un ligue de playa que pretendió alargarse hasta el otoño e incluso al invierno. Pero ya no es lo mismo. No sé por qué, la verdad, si el tipo te ponía del revés al cruzar miradas de toalla a toalla, te aburre hasta lo indecible cuando fuera está nublado, se ha cambiado el bañador por un jersey y en lugar de una cerveza le tienes en frente de un café.
ARENA: "Conjunto de partículas desagregadas de las rocas, sobre todo si son silíceas, y acumuladas, ya en las orillas del mar o de los ríos, ya en capas de los terrenos de acarreo"... ya en el interior de tu bikini, cuando el mar está embravecido y sales del agua con las orejas como macetas de geranios y el vello púbico convertido en lodazal. La arena es tan del verano, como la horchata y el tinto con casera, pero no necesariamente nos tiene que gustar. Sobre todo cuando tu rollo de temporada se pone tópico y se empeña en que tenéis que echar un polvo en la playa. ¿Y por qué en la playa? ¡Si tengo un apartamento con tres dormitorios y un sofá cama! Pero no, parece que no es verano si no te desollas las rodillas y los codos entre las dunas. Como mucho, una vez conseguí que un noviete me permitiera llevar una esterilla y dos toallas. Y aún así, cuando llegamos a casa teníamos "partículas desagregadas" bien agregadas a todas las partes de nuestro cuerpo.
BACANAL: "Aplícase a las fiestas que celebraban los gentiles en honor del dios Baco"... O de mi prima Lucía, o del vecino del quinto, o de mi amigo Raúl (que acaba de inaugurar la temporada de terrazas), ¡o de Martín Lobo!, que presentó su primera novela en la semana del Orgullo Gay. Y es que, para bacanales, ésa: las carrozas, los tangas, el sexo explícito, los tacones, las plumas y el alcohol en plena calle. ¿Qué queréis que os diga? A mí me sabe a poco. Habría que celebrar una bacanal al mes, aunque para que Chueca no se venga a abajo, cada vez en un barrio distinto. ¿No sería portentoso ver esos torsos depilados y esos drag queens en el Paseo del Prado, frente al museo de Tita? ¿O un desfile de carrozas y arcoiris sobre el puente de Ventas? Vamos, vamos, vamos... que no acaba de terminar el de este año y las carnes tengo abiertas contando los días que faltan para el del año que viene. Para amortiguar la espera y ponernos los demás en situación, propongo celebrar el día del orgullo heterosexual, con la misma parafernalia exhibicionista de sexo y alcohol en las calles. ¿Votos a favor?
BESAR: "Tocar o imprimir con un movimiento de labios, a impulso del amor o del deseo o en señal de amistad o reverencia". ¿Con un movimiento de labios? Y con tu lengua hasta sus amígdalas, que el verano es muy corto y no tiene una tiempo de contemplaciones. A los amores de verano hay que dejarles claro, desde el principio, de lo que va la cosa, pero sutilmente. No es necesario pasarles una circular explicativa para que se den por enterados, pero a la que se presenta la oportunidad del primer beso (si se trata de una aventura meramente estival, claro) es aconsejable no andarse con remilgos, trincarle por la pechera y darle un masaje de lengua que tenga agujetas en el cielo de la boca durante una semana. Para que sepa lo que hay: sexo y playa, sexo y cine, sexo y cena, sexo y copas, sexo y cariño, sexo y sexo... Si quiere mimitos que llame a su madre.
CONDÓN: "Preservativo. Funda fina y elástica para cubrir el pene durante el coito, a fin de evitar la fecundación o el posible contagio de enfermedades". Tan imprescindibles como el bañador, las camisetas de manga corta y los días libres en verano. Cuando en el trabajo te dan las vacaciones, junto con la paga extra deberían incluir unas cuantas cajas de condones de todos los tamaños y sabores (no le vas a practicar una felación a pelo a un tipo que no conoces y no sabes dónde la ha metido antes que en tu boca...). No me canso de decir que hay que echarse un par de ellos por lo menos en el bolso antes de salir de casa, porque las noches de verano nos confunden más todavía que las de invierno y nunca sabes en qué duna vas a acabar raspándote las rodillas con la arena de la playa. El apretón te puede pillar sin toalla ni esterillas, pero que no te pille sin condones, por favor.
CUNNILINGUS: "Práctica sexual consistente en aplicar la boca a la vulva"... Y ¿algo más no? Lamer el clítoris, juguetear con los labios, absorberlos, introducir la lengua en la vagina, cosquillear el perineo... En fin, porque de poner la boca en la vulva, así sin más, dudo mucho que nazcan orgasmos. Esta práctica, por supuesto, es recomendable todo el año. Sólo que en verano, la climatología te expone a ella de manera más alegre, dinámica y cómoda. Principalmente porque las mujeres no llevamos medias y vestimos más faldas que pantalones, así es que el apetitoso y clásico favorcito de ascensor puede ser perfectamente realizado a la inversa: en lugar de juguetear tú con su pene, que se afane él en descubrirte por dentro de las bragas, que cinco pisos dan para mucho.
CHAMPÁN: "Vino espumoso blanco o rosado procedente de Francia", traidor y maligno que me hace perder la cabeza a la segunda copa. Adoro la sangría de champán, pero es mi perdición absoluta. Se me va la cabeza. La primera borrachera de mi vida (y la más patética, puesto que fue una Nochebuena en casa y con mis padres) me la gané a pulso con dos botellas de Moët Chandon. Aquel día me dio llorona, pero lo normal es que me desinhiba aún más de lo normal y alguna vez mis amigas me han tenido que rescatar de los brazos de un tipo que, sin champán, no hubiera tenido nada que hacer conmigo.
CHIRINGUITO: "Quiosco o puesto de bebidas al aire libre". Paraíso terrenal en el que el verano cobra sentido sí o sí. Los buenos de verdad no son los de las fritangas y los espetos de sardinas (que también), sino los de combinados, tumbonas, velas y cortinillas que dan un ambiente chill out a la playa por la noche. El coqueteo con el camarero del chiringuito es un clásico del verano. El año pasado tuve uno desenfrenado con un argentino, hasta que averigüé que de mí sólo le interesaba mi colita (en román paladino: darme por culo).
CHUPETÓN: "Acción y efecto de chupar con fuerza" y dejarte en el cuello un moratón que no hay maquillaje que lo disimule. El chupetón debería estar prohibido en verano, principalmente porque no es tiempo de cuellos vueltos, de foulares ni de bufandas y te tiras cinco días frotándote Trombocid Forte compulsivamente, que te huele el cuello como las piernas varicosas de la abuela.
Gracias:
Luci Gutiérrez
http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/lacamadepandora/2010/08/05/el-verano-de-pandora-de-la-a-a-la-z.html
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