FÚTBOL
Fin de la historia
Porto Alegre, Brasil— Ni hazaña ni milagro ni odisea, la historia de libertad otra vez tendrá que esperar.
El Guadalajara se quedó en la orilla, con la hiel en la boca y con varios puñetazos repartidos cuando acabó el juego, tras perder el título de la Copa Libertadores luego del 3-2 (5-2 el global) en contra ante el Internacional de Porto Alegre.
Tal y como sucedió en el 2001 con el Boca Juniors-Cruz Azul, los clubes sudamericanos dejaron clara la diferencia con los mexicanos cuando se trata de ganar un título continental.
Entre buena suerte, garra y errores del rival, las Chivas se salvaron del gol del Inter en el primer tiempo. El defensa Mario de Luna se notaba nervioso y otros rojiblancos golpeaban de más al rival.
A los 42 minutos llegó la esperanza del Rebaño. Marco Fabián convirtió hasta ese momento el gol más importante de su vida y calló a 46 mil almas que creían verse campeones desde que el Guadalajara llegó a la capital de Rio Grande do Sul.
Con un pase por la derecha de Omar Arellano a Omar Bravo, el mochitense le bajó el balón con la cabeza a Fabián, quien, de media tijera, remató el balón a gol.
Pero todo se esfumó en el segundo tiempo, a los 62’. Un gol de Rafael Sobis le recordó al Guadalajara por qué los equipos brasileños son grandes y por qué los mexicanos no pueden dar el gran paso.
El 1-1 revivió a la afición del Inter, el Rebaño comenzó a perder la cabeza, a golpear más frecuentemente y a olvidarse de que todavía podía rescatar algo.
A los 76’, el Inter sacó, ahora sí de forma definitiva, al Guadalajara del sueño, pues Leandro, en una escapada, anotó el 2-1.
José Luis Real, en un intento desesperado de no despedirse con la derrota, mandó a la cancha a Michel Vázquez, pero está claro que los juveniles todavía no están listos para un partido de este tamaño.
En los minutos finales, Omar Arellano, quien durante casi todo el partido se vio desconcertado, se ganó la tarjeta roja al golpear a D’Alessandro cuando el Inter únicamente estaba esperando la conclusión del juego.
Casi sobre la hora, Giuliano le dio tintes de goleada al marcador, al anotar el tercer gol con una manufactura excelsa, pero el orgullo herido de los tapatíos les dio para irse con mayor honra; Adolfo Bautista estrelló en el travesaño un tiro libre y Omar Bravo llegó a empujar de zurda.
Todo terminó en tragedia en la cancha del Beira-Rio, pues un miembro del staff del inmueble saltó a provocar a Omar Bravo y, finalmente, el periplo de los rojiblancos derivó en un intercambio de golpes con el Inter y en la imagen del “Bofo” amenazando con la muleta de su compañero Omar Esparza a quien se le pusiera enfrente.
Gracias:Carlos Rubio | Agencia Reforma
http://www.diario.com.mx/nota.php?notaid=df3f40dd64fb43933832dd5f7f1fc56a
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