Entrevista con un Bluesman
(Foto: Vividpix)
Watermelon Slim --en realidad se llama Bill Homans-- nació en Boston, en 1949, y creció en Carolina del Norte. Excombatiente de Vietnam, grabó en 1973 su primer disco, el antibelicista Merry Arbrakes. Cultivó sandías, trabajó en un aserradero, condujo camiones --lleva encima el pomo del cambio de marchas--, ofició funerales, recicló residuos y tuvo un infarto. A partir de ahí, su vida cambió. Se convirtió en un bluesman. Su último trabajo, The Wheel Man, le acredita entre los mejores.
Watermelon Slim Bluesman:
"Todo y hasta el límite, esa es la clave del blues"
La revista Mojo, publicación de referencia mundial del rock clásico, le bendijo como la gran revelación del 2007. Ayer inauguró el festival Blues & Ritmes de Badalona.
--¿Todo empezó en Vietnam...?--
Bueno... A los 6 años ya cantaba en la iglesia, en Carolina del Norte. Luego, como no sabía muy bien qué estaba haciendo en la universidad, en 1968 me enrolé en el Ejército. En Vietnam me pusieron a cargar material pesado, pero enfermé. En el hospital encontré una vieja guitarra. Empecé a tocar blues con un Zippo. Y a la vuelta, en 1973, grabé mi primer disco. Un disco antibelicista...
--¿Volvió tocado de la guerra?--
Volví con el equilibrio intacto. ¡Por eso nunca he cobrado una pensión! Siempre supe lo que estaba haciendo. Incluso cuando fui un delincuente lo supe...
--¿Un delincuente?--
Durante un tiempo hice trapicheos con drogas blandas. Nunca fui a prisión porque nunca me declararon culpable de delito... Y mi historial criminal no fue a más. Como era un gran conductor, conduzco cualquier cosa con ruedas, me invitaron a ser el hombre del volante...
--¿A conducir coches en robos?--
Sí, pero siempre me negué.
--Acabó siendo un camionero de primera.--
Así es. Durante 14 años llevé camiones de gran tonelaje. He transportado troncos, tecnología, basura contaminante... Hacía 200.000 kilómetros al año. Y en la cabina cantaba blues.
--Pero un test había confirmado que era un superdotado intelectual...--
Mi coeficiente intelectual es de 142. A los 3 años leía el diario. Durante unos meses fui miembro del club Mensa, pero me aburría mucho.
--Aun así, ¿el de camionero era el mejor oficio posible?--
Durante un tiempo trabajé como periodista y como profesor sustituto de secundaria. Pero necesito moverme, sudar. Preferí plantar melones, oficiar funerales, trabajar en una serrería... ¿Ve este dedo?
--Veo lo que queda de él.--
Al sacar un tablón de la sierra, la cuchilla me lo rebanó. Si hubiera llevado el guante, me habría arrastrado la máquina y hoy no estaría aquí. ¡Oh, Dios, la muerte me rozó más de cerca que en Vietnam!
--Sin una vida como la suya, puede que no cantara como canta...--
Quizá no me sentiría autorizado, no. El blues es de los trabajadores, no de los ejecutivos, ja, ja.
--¿Es más negro que blanco?--
No. Para ser bluesman hay que haber sudado y haber resultado herido... Hay que vivir lo que cantas. El blues habla de las expectativas frustradas. Y yo frustré las expectativas de tanta gente... Tenía que ser un tipo de éxito y acabé siendo un camionero. Se suponía que debía ser abogado y me convertí en delincuente.
--Bueno, no acabó mal la historia...--
A la larga conseguí dos títulos universitarios. Decidí mi propio destino. Soy muy bueno con la lengua inglesa, se lo aseguro. Hoy mismo podría dar clases de Historia, de Ciencias Políticas, de Economía, de Psicología... Pero me faltan los dientes de arriba, ¿ve? Así que opté por ser un buen letrista de canciones.
--Ponerse los dientes habría sido otra opción.--
¡Cuestan 25.000 dólares y hay que pagarlos al contado! Yo tengo una historia médica terrible, ¿sabe? He tenido un infarto, un derrame... ¡Me puedo morir en cualquier momento! Pero he experimentado lo más extraordinario de todos los sentidos.
--¿De todos?--
¡Oh, sí! He estado dos veces casado. Mi primera mujer era una bomba sexual... A la segunda, también cantante de blues, intenté salvarla de sí misma. Era cocainómana. La saqué de Boston y la llevé a Oklahoma. Allí empezó a pincharse metanfetaminas. Eso destruyó el matrimonio.
--¿Todo eso nutre su blues?--
Todo eso es blues. Todo y hasta el límite, esa es la clave del blues.
--Por si acaso, viaja con los huesos de un gato negro...--
Y con un amuleto de Nueva Zelanda, y otro de una sandía, y un trozo de motor... Soy un fenomenólogo.
--¿En el sentido husserliano?--
La fenomenología de la que le hablo calcula el significado psicoespiritual de las cosas. Los huesos de gato y el resto de amuletos son eficaces para lograr cosas. El año pasado paré la lluvia en cuatro ocasiones.
--¡Desátela aquí, señor Slim!--
Pondré mi pensamiento en que llueva aquí. Dios me ha bendecido.
--Quizá a él no le parezcan bien sus supersticiones.--
Yo soy episcopaliano. Y no hay contradicción entre ambas cosas. He cometido muchos pecados, pero tengo la esperanza de la salvación... He tratado de no perjudicar a nadie. Y a través del blues transmito poder.
--¿Es eso posible?--
Sí. Pero no hablo de poder material, sino de voluntad de no abandonar. Quien me oye, dice: "Si este tipo ha podido mantenerse tan fuerte, también yo puedo".
Gracias:
http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idtipusrecurs_PK=7&idnoticia_PK=497539
www.southernrecords.com/musicnews.asp
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